El primer ministro británico Gordon Brown y el líder de la oposición David Cameron se acusaron mutuamente hoy de frenar la recuperación económica después de la crisis, en su último combate en la Cámara de los Comunes antes de las reñidas elecciones del 6 de mayo.
Los dos líderes políticos no desaprovecharon la oportunidad que les brindó la última sesión de preguntas al Primer Ministro antes de la disolución del parlamento el próximo lunes para asentar sus posiciones en lo que será el tema clave de los comicios más reñidos desde por lo menos 1992.
«No podemos cortar el camino de la recuperación», declaró Brown criticando a los «Tories» por oponerse a un aumento de las cotizaciones sociales previsto por el gobierno cuando el país emerge a duras penas de su peor recesión en más de 60 años.
«Las políticas conservadoras pondrán en riesgo los empleos inmediatamente, pondrán en riesgo las empresas inmediatamente y pondrán en riesgo el crecimiento inmediatamente», agregó Brown que se presenta como el único candidato con la experiencia necesaria para capear la crisis.
Cameron, cuyo partido es el favorito en los sondeos de intención de voto pero podría carecer de una mayoría suficiente para regresar al poder tras 13 años de oposición, le reprochó su mala gestión en los tres años transcurridos desde que Brown heredó el cargo de Tony Blair.
«Este primer ministro hará descarrilar la economía», dijo el joven candidato «Tory» acusando al gobierno laborista de «derrochar dinero y luego imponer cada empleo en el país», en una referencia a la colosal deuda acumulada por el Estado durante la crisis.
El telegénico líder conservador también pidió cuentas a Brown sobre una lista de temas por los que el gobierno fue criticado en los últimos tiempos, como los cambios en el sistema de fondos de pensiones o el equipamiento de las tropas británicas en Afganistán.
«Es la última oportunidad para este primer ministro de rendir cuentas por las decisiones que ha tomado», dijo provocando el delirio de sus correligionarios, que en varias ocasiones le gritaron «adiós» a Brown.
Nick Clegg, el líder de los Liberal Demócratas, la tercera fuerza política, que podría tener la llave del gobierno en caso de un parlamento sin mayoría, también se sumó a las críticas contra el poder.
«Todos recordamos, en 1997, la esperanza y las promesas de este nuevo gobierno. Mirenlos ahora. Han fracaso, se ha terminado, ha llegado la hora de irse», declaró ante los parlamentarios el líder del partido a quien los sondeos otorgan cerca del 20% de las intenciones de voto.
Por su parte los conservadores tienen 40% y los laboristas 32%, según el último sondeo YouGov para el diario The Sun publicado este miércoles, lo que les privaría de una mayoría clara.
Aunque Clegg se niega por el momento a pronunciarse sobre posibles alianzas, no ocultó que «si hay un partido que obtiene un mandato más fuerte que cualquier otro entonces me parece que ese partido tiene el derecho moral de buscar un gobierno propio o buscar alianzas».
Todo esto augura una intensa campaña electoral, que los candidatos no han hecho más que empezar.
Según el diario The Times, el candidato conservador, que tenía previsto terminar la jornada en el noroeste de Inglaterra y en Gales, utilizará mayoritariamente el avión para sus desplazamientos, mientras que el primer ministro, que iba a someterse en Londres a una sesión de preguntas del público, privilegiará el tren.