Jesús Castañón Rodríguez
La presencia del deporte en la literatura del Siglo de Oro ha ocupado a numerosos estudiosos, desde la labor pionera de íngel Valbuena Prat en el artículo «El deporte en la Edad de Oro» a otros estudios como los de José Hesse o del grupo de investigación Deporte, política y cultura del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de A Coruña. En ellos se han establecido dos grupos de juegos y deportes. De una parte, los aristocráticos: cabalgada %u2014mascarada, encamisada y estafermo%u2014-, cañas, caza, corridas de toros, esgrima, juego de pelota, justas y torneos, natación, sortija y trucos. Y de otra, los populares: volatines y volteadores, juegos atléticos pesados y ligeros, lucha y tiro.
Y se ha documentado su recreación literaria en obras como Cancionero tradicional o Primavera y flor de romances, así como en composiciones de autores tan variados como: Pedro Aguilar, Lupercio Leonardo de Argensola, Pedro Calderón, Rodrigo Caro, Sebastián de Covarrubias, Alonso de Ercilla, Padre Escobar, Gaspar Gil Polo, Luis de Góngora, Juan de Jáuregui, Fray Luis de León, Lope de Vega, Padre J. de Mariana, Cristóbal Méndez, Pedro Mexía, Tirso de Molina, Luis Pacheco, Ginés Pérez de Hita, Francisco de Quevedo, Agustín de Salazar y Torres, Juan de Torres, Luis Vives, Juan Yagí¼e, Juan de Zabaleta y Luis de Zapata.
LA OBRA CERVANTINA
Ceñidos a la obra cervantina, el INEF de Galicia publicó en 2005 El deporte en Cervantes, de José Luis Salvador Alonso, para registrar las actividades físicas y deportivas que aparecen en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, La Galatea, La Gitanilla, Las novelas ejemplares y Los Trabajos de Persiles y Segismunda. En esta obra se hallan referencias a reminiscencias olímpicas, juegos atléticos (carrera, lucha, lanzamiento de barra y tiro con arco) y otros deportes y actividades como: billar, caza, equitación, esgrima, pelota, pesca, torneos, juegos de cañas, toros y sortija.
LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SEGISMUNDA
Ente todas, destaca Los Trabajos de Persiles y Segismunda que el propio Cervantes concibió como la mejor novela de entretenimiento que había escrito.
En el capítulo veintidós se relatan las fiestas que hacía el rey Policarpo en una de las islas situadas junto a la de Ibernia y en la que se nombraba rey al hombre más virtuoso para evitar la ambición y la codicia y hacer resplandecer la justicia y la misericordia. Este organizaba alegres fiestas y entretenimientos con el fin de evitar la melancolía en el pueblo, entre las que se celebraban unos juegos, que los gentiles llaman olímpicos, en una playa.
En el relato cervantino, de pronto, llega un barco con doce pasajeros gallardos y fornidos y vestidos de blanco, entre los que destacaba el timonel Periandro que solicitó permiso para participar en varias competiciones y triunfó en todas las pruebas hasta conseguir que la bella Sinforosa, hija del rey, se quitara una guirnalda de flores que adornaba su cabeza y la colocara sobre su testa. En el texto se citan cinco pruebas: una carrera de atletismo en la que el sonido de una trompeta marcaba la salida, una pelea de esgrima en la que Periandro venció a seis oponentes, una competición de lucha en la que se impuso a otros seis adversarios, el lanzamiento de una barra, semejante a una jabalina, que logró arrojar dentro del mar y una prueba de tiro con arco en la que con una flecha lanzada por una ballesta logró atravesar el corazón de una paloma que estaba atada a un hilo en lo alto de un árbol muy alto y liso.
LAS TRANSFORMACIONES MODERNAS
Un aspecto curioso de la obra cervantina es la dimensión que alcanza el personaje de don Quijote en el deporte moderno en Argentina y España y en disciplinas deportivas tan diversas como la aviación, el ciclismo y el fútbol.
Miguel de Unamuno en el poema Al aeroplano (1915) comienza este juego de asociaciones al considerar el avión como un artilugio que conforma un ángel desalado que da cabriolas en busca de la fe de don Quijote.
El ciclismo recurrirá a la figura del ingenioso hidalgo para recrear en poemas el carácter especial de los ciclistas españoles Fernando Poblet, especializado en pruebas en pista, y Federico Martín Bahamontes, corredor de pruebas en ruta y ganador del Tour de Francia en 1959. En estas composiciones, el autor español José María Borrás asocia el estado de ánimo del moderno corredor con valores morales y caballerescos relacionados con la ausencia de miedo, la exaltación de la sonrisa en el sufrimiento y el disimulo de la tristeza.
En 2007, Luis Juaristi y Olaia Juaristi publicaron Ruta de Don Quijote en BTT con un prólogo del cinco veces ganador del Tour de Francia y dos del Giro de Italia, Miguel Induráin. Convirtieron el texto de la novela cervantina y de los caminos que en ella reconoce la asociación Amigos del Campo de Montiel en una ruta de turismo activo por los sitios en que se sitúan: las aventuras de los batanes, del vizcaíno y de los Yangí¼eses, el llano, la ventas Nueva, de Quesada y de Juan Palomeque, la majada de los Pastores, el Castillo de Montizón, los encuentros con los frailes, los leones, los comediantes y el Caballero de los Espejos, el alanceamiento del ganado, la conquista del yelmo, la liberación de los galeotes, el pueblo del Rebuzno, el retablo de Maese Pedro, la Cueva de Montesinos, la aldea de Basilio, y las bodas de Camacho.
Finalmente, la adaptación al fútbol de la obra cervantina se produjo en 2007 gracias al argentino Lionel Messi, que el 19 de abril y el 9 de junio de ese año reeditó con el F. C: Barcelona ante el Getafe y Espanyol el estilo de los conocidos tantos que marcó el astro albiceleste Diego Armando Maradona a Inglaterra en la Copa del Mundo de 1986. Este singular hecho de recuperar la magia de lo irrepetible y lo excepcional llevó al escritor argentino Juan Sasturain en Lionel Messi, autor del Quijote a comparar esta situación con la que presentaba Jorge Luis Borges en un relato sobre Pierre Menard, escritor que se proponía prolongar en el espacio y el tiempo las ideas para escribir el mismo texto de la obra cervantina.
LA CREACIí“N LITERARIA COMO DEPORTE
El paso de los siglos no deja de demostrar que la buena literatura nunca muere, sólo se transforma. En aeroplano, a lomos de una bicicleta o superando adversidades con gambetas, la dimensión deportiva de Miguel de Cervantes permite dejar volar la imaginación, la creatividad y la libertad en nuevas y sorprendentes aventuras culturales.