La difí­cil tarea de regular el tránsito capitalino


Un elemento de la Policí­a Municipal de Transito, PMT, regula la circulación vehicular en una de las calles del Centro Histórico de la ciudad capital.

Diariamente es la misma historia. Enfrascados en el tráfico capitalino de la mañana o tarde, los conductores maquilan su mente para pensar de qué manera pueden evitar el cotidiano sufrimiento. La bocina no sirve para despejar el fluido vehicular, aunque de ello algunas personas no se han percatado.

Andrea Orozco
lahora@lahora.com.gt

Una de la funciones de los agentes de Tránsito es velar por  la correcta circulación de los automotores, incluso, remover aquéllos que entorpecen el mismo.

Y en pleno estrés, tras varios minutos sin avanzar muchos metros, es común observar a agentes de la PMT intentando distribuir las ví­as para una mejor circulación. Sin embargo, a veces pareciera que no lo logran.

MOTIVOS DE CONFLICTO

La imposición de multas hacia los automovilistas y conductores de vehí­culos pesados o motocicletas es el punto donde cualquier intento de amistad se pierde entre vecinos y policí­as, esto aunado al estrés que causa el caos vial provoca descontento en los conductores.

A decir de Amí­lcar Montejo, intendente de la PMT, hay una disminución significativa en las infracciones que mensualmente se emiten a los choferes, esto se debe, según el vocero, al avance en cuanto al tema de educación vial. «La infracción es el último recurso que se tiene para solucionar algún tipo de problema», asegura el vocero.

Pero para í“scar González, conductor de motocicleta, la mala experiencia de ser multado sin razón, le hace pensar que el trabajo que los policí­as realizan es malo. «Tuve que pagar Q300 por algo que no hice», dijo el afectado.

Otra queja sobre el tema fue expuesta por Ví­ctor Morales, quien con su oficio de taxista ha vivido muchas situaciones «desagradables» con agentes de tránsito, «a los taxistas no los respetan, cuando uno les quiere explicar la situación, no escuchan» dijo el conductor.

Con respecto a la circulación de transporte colectivo, dice el vocero policial que todos los dí­as se presentan distintos problemas, ya sea por las paradas que realiza en lugares prohibidos, o por los cobros excesivos del pasaje a tempranas horas.

Para Edgar Guerra, presidente de la Asociación de Usuarios del Transporte Urbano y Extraurbano, las acciones que la PMT realiza en torno a la problemática son «insuficientes y tí­midas», ya que se han escuchado denuncias en la que usuarios afirman que los pilotos de autobuses no respetan a los propios policí­as y las instrucciones recibidas son vistas con desdén y despreocupación.

Guerra dijo que la única acción que ven como efectiva es la colocación de cepos.

«A veces resulta titánica la tarea de dirigir el tránsito», reflexiona Montejo, y concluye con un llamado a la población; «El policí­a municipal de tránsito es una persona que le puede ayudar, también es padre o madre de familia, también es humano y es automovilista.»

HISTORIA

En febrero de 1998 iniciaron las actividades de la Policí­a Municipal de Transito, (PMT), desde entonces esta entidad ha sido aplaudida, criticada, ví­ctima de la violencia y, a decir de algunos automovilistas, la causa del congestionamiento vehicular que se observa todos los dí­as en las calles de la ciudad capital y sus alrededores.

En 1998, la PMT contaba tan sólo con 40 agentes que habí­an recibido inducción durante los seis meses previos a su inicio de labores, esta policí­a poseí­a únicamente dos motocicletas como medios de movilidad. A decir del intendente de la entidad, Amí­lcar Montejo, la aparición de esta policí­a causó un gran impacto en la sociedad, no sólo visualmente, debido a lo colorido de su uniforme, sino también en la opinión de los guatemaltecos.

Este impacto se debió sobre todo, según el oficial, a que los automovilistas no estaban acostumbrados a ser dirigidos y a que alguien aplicara la ley, ya existente, en cuanto al tema del tránsito. Sin embargo, Montejo asegura que la Policí­a Municipal de Tránsito sale a las calles siendo un apoyo social, destinado a regular el control vehicular.

Poco a poco la PMT fue creciendo, para 2001 ya contaba en sus filas con 300 agentes, agregándose 200 más en los 24 meses siguientes, ahora, la entidad espera terminar el año con por lo menos 900 elementos.

UN MODELO A SEGUIR

La academia de Policí­a de Tránsito -donde los elementos son educados durante seis meses, es la única que existe a nivel latinoamericano- sus instructores son principalmente personal operativo que dirigió el transito vehicular, lo que hace de ésta un centro de estudios exitoso. «No tiene inducción de otro tipo, más que la experiencia de los maestros», dice el vocero policial.

Hasta el momento esta es la plataforma de ejemplo para otros paí­ses, la institución ha recibido visitas de representantes salvadoreños, costarricenses y panameños que se han interesado por el esquema de trabajo de la entidad que se basa en un código establecido por Naciones Unidas y que indica los parámetros para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.

Para el futuro se tiene previsto la implementación de agentes bilingí¼es, tanto hablantes de los idiomas españoles e inglés, como de idiomas mayas.

Además, la PMT trabaja en la educación vial, especialmente en niños de entre seis años hasta 17, porque, según Montejo, esto permitirá que en los años siguientes no se trabaje con conductores irresponsables.

CONTACTO HUMANO

En cuanto al trato con el vecino, el oficial indica que hay un cambio significativo, pues al inicio los policí­as manejaban la comunicación por medio de señas, pero ahora, con otro tipo de educación, se entabla conversación con el vecino y se establece un mejor canal de comunicación. Así­ lo asegura el vocero de la PMT.

Sin embargo, Wilfredo Vásquez, piloto de transporte urbano, asegura que algunos de los elementos de la PMT son muy «abusivos» y que se aprovechan de su autoridad para multar a los choferes. «Algunos de los policí­as lo tratan mal a uno», dice el piloto.

«Las buenas relaciones humanas, talvez uno las tiene, el resto no», dice César Herrera, otro de los entrevistados, «Sólo me falta hincarme ante ellos para que no me pongan una infracción que sé que no merezco, yo siempre tengo a la mano el reglamento de tránsito».

La oposición que algunas personas presentan ante la educación vial es uno de los problemas a los que se tienen que enfrentar los agentes, dice Montejo; otro problema lo constituye la negativa a utilizar el cinturón de seguridad, la falta de respeto de los pilotos de transporte pesado, y que los conductores no verifiquen las condiciones de su vehí­culo.

CIFRAS


100

motos nuevas se venden cada dí­a en la ciudad capital.

300

vehí­culos ingresan diariamente por las fronteras de Guatemala.

20

incidentes automovilí­sticos se suscitaban al mes en años anteriores, en 2009 se presentan uno o dos y a veces ninguno, dice el vocero de la PMT.

3,000

unidades de transporte colectivo circulan a diario por la ciudad.

15,000

infracciones se emití­an mensualmente al inicio de las operaciones de la PMT, a la fecha la cantidad ha descendido a 5 mil multas mensuales.

350,000

autos, es la capacidad máxima, por dí­a, de las calles de la ciudad capital, actualmente circulan 900 mil automotores y en dí­as crí­ticos, la suma es de un millón.

600,000

quetzales fue el costo aproximado de las 28 videocámaras que la PMT utiliza para monitorear el tránsito.