La desnutrición aguda permanece grave (I)


Uno de los temas que más he abordado es el de la desnutrición aguda que existe en el paí­s, agravada en este momento por la tormenta Agatha.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Desde que fui Gerente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social me percaté que uno de los principales problemas que afectaban a los hijos recién nacidos de los afiliados era el de la desnutrición. Para evitar que las cinco libras de leche en polvo que se les entregaba a las afiliadas o dependientes para mejorar la nutrición de lo niños se las compraran a la salida de las clí­nicas de consulta externa y que la tentación del efectivo hiciera que vendiesen ese producto, sustituimos esa entrega por 25 libras de Incaparina, la cual fuera de abundar más, incluso, permití­a que algunos de los hermanitos del recién nacido se vieran beneficiados.

 

El problema es permanente, como se puede comprobar, en el año 2000, desde el principio me aboqué con la Organización Mundial de Alimentos para que Guatemala permaneciera en los programas de asistencia alimenticia y si bien el Gobierno del que fui parte entregaba semanalmente millones de galletas nutricionales y otros alimentos para el desayuno escolar e inició el programa de almuerzos escolares, reconocemos y sabemos que tampoco eso era suficiente.

 

La desnutrición debe ser combatida de muchas maneras, a corto y largo plazo, entregando alimentos a los escolares, entregando alimentos y vitaminas a las madres embarazadas, logrando que los recién nacidos reciban suplementos, tanto en los puestos de Salud como en el seguro social; que se entreguen subsidios en dinero de forma temporal, directa y calificada. Además, que se fomenten y desarrollen programas de producción alimenticia a nivel familiar en las escuelas públicas, en el Ejército; que se estimule la producción de granos básicos entregando semillas mejoradas, fertilizantes al costo o subsidiados de forma masiva y oportuna e incrementando el sistema de mini riego, que permite aumentar los rendimientos e incluso lograr dos cosechas al año, estableciendo de nuevo programas de educación agrí­cola en todas la educación secundaria del paí­s y destinando tierras ociosas propiedad de las municipalidades y del Estado al uso de cooperativas dedicadas a la producción alimenticia.

 

Decirlo y repetirlo no me va a cansar nunca, la crí­tica que personas interesadas puedan hacer en contra de este tema y de estas opiniones no me hará dejar de insistir en el permanente y grave problema que afecta a la mitad de los guatemaltecos.

 

En la prensa nacional se publicó que el Relator del Derecho a la Alimentación de la Organización de Naciones Unidas, Oliver De Schutter criticó que el actual gobierno no habí­a reaccionado a tiempo para combatir este graví­simo problema de desnutrición a nivel nacional, agravado por la sequí­a del año 2009, acaso está mejor o peor la situación hoy.

 

El que funcionarios de Gobierno reaccionen aclarando y desvirtuando ese hecho no le da de comer a ninguno de nuestros compatriotas hambrientos; aunque serí­a improcedente decir que el Gobierno actual no ha tratado de superar la grave crisis alimentaria, pero no es suficiente.  Pedirle a la comunidad internacional una aportación de US $34.1 millones es positivo pero más positivo serí­a que las cúpulas económicas del paí­s, sin excepción, aportaran en donaciones US $54 millones como se hizo en la última Teletón de Chile.

 

Para que no se argumente que los recursos se mal administrarí­an, que se aporten a una cuenta especí­fica y los administre una comisión integrada por  un representante del Ejecutivo, de Cacif, de la Iglesia Católica y evangélicas.

Continuará