“Las palabras que no van seguidas de los hechos no valen para nada†Demóstenes
No estoy de acuerdo con el chisme barato y la utilización de diversos medios para descalificar o desacreditar a persona alguna, probablemente porque fui víctima de esta forma de atropello a las personas, escribo lo anterior.
licgla@yahoo.es
Desde hace varios años en algunos medios y de la pluma de varios articulistas, he leído cualquier cosa en contra de personas, especialmente en el período preelectoral, por lo que actualmente si la sociedad se encuentra más polarizada que nunca, los responsables directos son algunos medios de comunicación y “comunicadores sociales†que sin profesionalismo alguno, se han dedicado a escribir cualquier cosa contra los candidatos presidenciables, más contra uno que contra el otro, pero lo han hecho. Por lo que considero que si alguna persona, o grupo tiene pruebas de la comisión de algún delito, allí están los tribunales para que se hagan las denuncias correspondientes, desde una columna se puede escribir cualquier cosa, pero si no se acciona se comete el delito de omisión de denuncia, tipificado en el artículo 457 del Código Penal, al no presentarse a un tribunal a denunciar un hecho delictivo, y si asegurarlo en un medio de comunicación social, se daña la credibilidad del supuesto delincuente, del medio, y de quien escribe o lo dirige. Sería más valioso para la sociedad en general, ya bastante enferma de odio, ver a un reportero, dueño o gerente de algún medio o articulista presentarse a un tribunal a denunciar que lo que han escrito con pruebas en la mano, porque sin pruebas señores, no es más que un chisme más, y esas actitudes, solamente polarizan aún más, la ya muy dividida sociedad guatemalteca, en este momento cualquiera de los dos candidatos gozan del derecho de antejuicio, pero eso no impide de manera alguna que se pueda accionar legalmente, y es lo correcto.
Desde el triste paso de Castresana por el país se principió una nueva forma de mediatizar los asuntos que son competencia de tribunales, y creció aún más antes de la primera vuelta, pero actualmente es desmedida, creo que el papel de los formadores de opinión es trasladar a sus oyentes, o lectores opiniones objetivas, sobre diversos temas, pero la acusación directa no es parte de la formación de opinión, es parte del derecho penal, y tanto los diversos medios de comunicación, como sus colaboradores se han convertido en jueces y parte, sentenciando a diversos personajes, sin que lleven sus acusaciones a los tribunales, el artículo 35 de la Constitución es garantista de la libertad de opinión, como un derecho del ser humano, pero todo derecho tiene sus límites, y esos límites se han violentado al acusar sin trasladar al sector justicia las diversas acusaciones, porque no son simples señalamientos, son acusaciones con un supuesto fundamento, porque si no existe este fundamento, quien hace pública la comisión de un delito está diciendo medias verdades o medias mentiras, situación que demerita a quien las profiere.
Hemos vivido a lo largo de la historia el señalamiento sin fundamento de quienes ostentan cualquier clase de poder, y el resultado es la sociedad en que vivimos, ansiosa del chisme de mercado, de la desinformación y de la necesidad de odiar a alguien, aunque este alguien sea inexistente, el punto es fomentar el odio, resultado: Polarización de la sociedad hasta límites imperdonables, cuando lo que el país necesita es la propuesta oportuna de salir del hoyo en que estamos.
Al escuchar o leer muchos medios, no se encuentra propuesta alguna, o por lo menos yo no he leído una propuesta para combatir la desnutrición infantil que raya en el asesinato de los niños, o una propuesta objetiva para combatir la extrema pobreza, en la que siempre somos campeones mundiales, tampoco un plan de seguridad, mientras cada día mueren decenas de guatemaltecos y extranjeros. Me pregunto: ¿Cuál es aporte real de los medios y sus colaboradores para sacar a Guatemala del laberinto en que se encuentra incluso antes del conflicto armado? Y no encuentro respuesta, de allí que cada día pierda más credibilidad la prensa en Guatemala. Me encontraba el día de las elecciones sentada esperando a un amigo, cuando escuche a dos personas desconocidas, sosteniendo una plática sobre los medios alternos de comunicación, y su sentencia fue: “Tenemos que destruir a los medios tradicionales porque le han hecho un daño irreparable al paísâ€, esa frase me quedó grabada, y con el tiempo me pregunto: ¿Hasta dónde ese daño nos ha afectado? Al leer a los medios desde ese día, y observar cómo magnifican algunas situaciones y demeritan otras, recordando los honores que han recibido supuestos pensadores extranjeros que han resultado ser una farsa, analizo, que con excepciones honradas, entre las que se encuentra La Hora, y otro, u otros más, el daño mediático ha sido mayúsculo, y que no todos y todas hemos podido quitarnos de encima los estigmas de que nos hemos hecho acreedores, con culpa o sin ella.
Por lo que considero parte de la ética de todo ser humano trasladar información veraz, y formar, no desinformar, por ejemplo, se escribieron grandes titulares sobre el libro “Rendición de Cuentas†en el que el exministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes, asegura hechos que consintió, y obedeció, lo que astutamente, fue utilizado para encontrarse hoy arraigado, y próximo a que le pidan cuentas en un juicio. Otro tema, es el titulado: “Si yo fuera Nineth†¿Por qué decirle a una persona que sabe muy bien lo que hace o deja de hacer, lo que debería de hacer? Yo le preguntaría a todos los que se han referido al tema, por qué no preguntarse: ¿Quién soy yo, y qué hecho por el país? ¿Cuál es mi aporte real? Probablemente se llevarían una sorpresa, cada quien ocupa un lugar en la sociedad, algunas veces por convicción, y otras por interés, cada quien es responsable de sus actos, o de la omisión de ellos, pero no se puede endosar la responsabilidad que no se ha querido o no se ha podido asumir.
La conclusión es la siguiente: YA NO DESTRUYAN POR DESTRUIR A SUS SUPUESTOS OPONENTES, YA SEA POR CONVICCIí“N, POR FAVOR U ORDEN SUPERIOR, LOS JUICIOS MEDIíTICOS DAí‘AN, PERO LO PEOR ES DENUNCIAR LA COMISIí“N DE DELITOS, Y NO PRESENTARLO ANTE TRIBUNALES. ¿ES ESO PROFESIONAL? ¡NO!
Guatemala necesita de todos sus ciudadanos, una actitud de tolerancia, comprensión y de justicia, y esa solamente se consigue en los tribunales, no en los juicios paralelos que están prohibidos en la Constitución.