La derechona centroamericana y su injerencia en Honduras


La derechona centroamericana aún no está del todo convencida del proceso democrático. Dar el voto a las masas para que decida, se está saliendo del control. Ya ven, en Nicaragua vuelven a elegir a Daniel Ortega, luego de que hace años perdió la reelección. El Salvador «osó» a rechazar a la derechona arenista, y prefirió por la alternativa de Funes. En Costa Rica, por poco, el pueblo elige quedar fuera del TLC.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Por ello, la derechona centroamericana ve la necesidad de reformar su añeja estructura polí­tica. Ya no pueden dejar en manos del abstencionismo la decisión de elegir al presidente, porque si no el candidato «oficialista capitalino», pierde en los departamentos. Por ello, instruyen a jóvenes para que ocupen su ocio de mañana dominguera para reunirse en la Plaza Italia, a fin de crear un «movimiento cí­vico» con vistas a participar en las próximas elecciones (sí­, pero pegando afiches proselitistas de la derechona).

Tampoco pueden permitir que cualquier presidente electo se salga del guacal, y por ello, a propuesta de ProReforma, hace falta un Senado Gerontócrata para desconocer al mandatario cuando la derechona lo considere conveniente, tal como se hizo evidente en Honduras.

Porque el conflicto hondureño es el mismo que en toda Centroamérica; sólo que la derechona catracha es el non plus ultra. Creen que pueden enviar a sus gorilas a secuestrar a quien quiera salirse del guacal, y luego inventarse cartas de renuncia, a fin de justificar la «legalidad» del status quo. Es lamentable que esa institución que se denomina Ejército «nacional», tenga temor de enfrentar a los narcos en las fronteras, pero sí­ muy machote para enfrentarse a un civil con pijama.

Como si se tratase de una situación de guerra, la derechona hondureña aún se cree capaz de intervenir medios de comunicación, bloquear la señal de Internet y cortar la electricidad como medida de presión; todo es válido, con tal de mantenerle la venda desinformativa al pueblo.

Ante este conflicto, la derechona -incluida la de Guatemala- ha salido con «sesudos» análisis constitucionales, convirtiéndose en expertos en la Carta Magna de Honduras y de cualquier otro paí­s. Y es que es fácil conocer a fondo las constituciones de cualquier paí­s latinoamericano, porque al final de cuentas siempre son lo mismo.

Las cartas magnas latinoamericanas son el establecimiento de autoridad que tienen los sectores históricamente hegemónicos, a fin de que nada se salga de su control. Establecen el «derecho» a la propiedad privada con principio y fin de todas las cosas, así­ como evitar reelecciones, y hasta se advierte sobre los mecanismos de destitución de presidentes si éstos no siguen las directrices.

La crisis hondureña cada vez se hace más tensa, pero la comunidad internacional está dejando sin opción al gobierno de facto. Este jueves, cuando Mel Zelaya retorne a Honduras, sólo habrá dos opciones: que lo encarcelen o que asuma de nuevo el poder. Ambos casos representarán la derrota de la derechona hondureña. Si retoma la presidencia, el golpe de Estado orquestado por la derechona deberá retirarse con el rabo entre las patas. Pero si, a su ingreso, el Presidente hondureño es aprehendido, la comunidad internacional terminará de aislar a Honduras, un paí­s que de por sí­ ya está empobrecido, y cuya derecha estaba más desesperada que la guatemalteca, por la crisis internacional y la caí­da de las remesas. (http://diarioparanoico.blogspot.com)