Inseguridad, educación, salud, transporte público y reducción de la pobreza serán los ejes del gobierno de Ricardo Martinelli, el presidente electo de Panamá que ayer arrasó en las urnas con la promesa de cambio.
Lo que los analistas no tienen tan claro es cómo lo logrará con una coalición de varios partidos y los sindicatos enseñando ya los dientes.
«El gobierno de Martinelli será un gobierno de una derecha controlada fundamentalmente por empresarios», dijo Miguel íngel Candanedo, catedrático de Filosofía por la Universidad de Panamá.
Cuando el próximo 1 de julio este magnate de 57 años tome las riendas del país se encontrará con una desaceleración de la economía por la crisis. El crecimiento del PIB pasará del 9,7% de media en los tres últimos años a unas previsiones del 3 al 5% para 2009.
Intentará sanear la administración pública y luchará contra la corrupción, pero Candanedo vaticinó «fuertes tensiones sociales» si este exitoso empresario reforma el código de trabajo en detrimento de los trabajadores o modifica las estructuras del país sin un consenso con los sectores afectados.
El primer aviso le llegó poco después de que en la noche del domingo el Tribunal Electoral anunciara su triunfo arrollador frente a la candidata oficialista Balbina Herrera del Partido Revolucionario Democrático (socialdemócrata).
El Frente Nacional por la defensa de los Derechos Económicos y Sociales (FRENADESO), colectivo que aglutina a diferentes sindicatos de izquierda, instó al movimiento popular a organizarse «para defender los derechos económicos y sociales de la población panameña y para enfrentar la situación que nos espera».
Martinelli quiere mejorar el acceso de las capas más humildes a la sanidad, y propone que ésta la gestionen los patronatos y no el Estado, y reformar la educación, a lo que sin duda se opondrán también el colectivo de maestros que tiene mucho que perder con una reforma.
Asimismo, ha prometido construir un metro en la capital para solventar el caos circulatorio y reemplazar a los vetustos buses del transporte colectivo, conocidos como los «Diablos Rojos» y fuente de contaminación insoportable.
También quiere reformar la política tributaria y aplicar una tasa plana «que puede despertar muchas sensibilidades», según Horacio Estribí, asesor presidencial.
Para llevar a cabo estas reformas «necesitará de una destreza importantísima y un caudal político que no le desgaste y le trunque el gobierno nada más empezar», precisamente a causa de un posible enfrentamiento con los sindicatos, dijo Felipe Chapman, de la firma de asesoría y servicios financieros, INDESA.
¿Gobernará el país como si de una de sus numerosas empresas se tratase? y ¿logrará poner de acuerdo a la coalición de partidos con muchos intereses particulares que le llevaron a la victoria?
«Si aplica los criterios empresariales que él tiene podría generar corto circuito desde muy temprano», advirtió el analista político Edwin Cabrera.
En política internacional, Martinelli ha anunciado que sacará a Panamá del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y reevaluará las relaciones de su país con China y Taiwán.
Los ex funcionarios con el gobierno de Mireya Moscoso (1999-2004), Carlos Guevara Mann y Alfredo Castillero piensan que la política internacional de Martinelli será pragmática.
«Será cautelosa» y «evitará conflictos», dijo Guevara Mann, profesor de Política en la Universidad de Nevada (EEUU).