Han pasado más de 100 días desde que se perpetró el golpe de Estado en Honduras, y mientras no hay señales de una solución política, y la violencia persiste, en Guatemala aún hay quienes creen que el hecho nada tiene de relevante para la vida política del país, aún menos para la región centroamericana, a la que muchas veces no se ve como tal.
Por esta razón regreso a este tema, y quiero vincularlo con varios hechos de la vida nacional, y principalmente a nuestras instituciones, con los cuales se ilustra que el golpe de Estado en Honduras, es una muestra de lo débil que están nuestras entidades estatales, con apenas 13 años de haberse firmado los acuerdos que cesaron el enfrentamiento armado entre guerrilla y Ejército.
En Guatemala, la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia fue relevante porque quedó evidenciado que en el proceso existían pugnas de interés, y detrás de éstas estaban los sectores políticos, y por lo menos en un caso, también salía a bailar algún narco. La diferencia con anteriores procesos es que ahora quedó evidenciado, pero siempre han existido pugnas de interés en estos procesos.
Ahora veamos a Centroamérica. Tres países tuvieron enfrentamientos armados, y un cuarto, Honduras, también vivió una época de represión y dictaduras militares en la década de los ochenta. Por esto, la época democrática tiene similar tiempo en los cuatro países centroamericanos.
Así como en Guatemala las instituciones «democráticas» no se escapan de procesos viciados, donde a pesar de las tachas de los postulantes, son electos para los cargos, en Honduras ha ocurrido algo similar. Roberto Michelletti, y el grupo que orquestó el golpe, previo a perpetrar este acto se encargó de asegurar una Corte Suprema de Justicia, un Tribunal Supremo Electoral y un sector mayoritario del legislativo que respondiera a sus intereses. Con esas condiciones dadas, es que ahora pueden justificar este crimen contra la democracia hondureña, diciendo que fue un proceso legal, y que las instituciones lo respaldan.
Ahora volvamos al tema de ¿qué tiene que ver con Guatemala? Aquí cabe recordar cómo muchos personajes de la vida nacional se han lanzado a apoyar el golpe. Un grupo de empresarios de la Cámara del Agro y Cámara de Comercio, visitaron a Michelletti para discutir temas comerciales entre ambos países, y con ello se evidencian como sector que respalda el golpe de Estado.
Y luego, María Eugenia Villagrán, presidenta del Tribunal Supremo Electoral -TSE- utiliza su investidura para reunirse con el Tribunal Supremo Electoral hondureño -el que dispuso declarar ilegal la cuarta urna, y legal el proceso electoral que va a legitimar y limpiar de sus culpas al gobierno de facto. Ella ofrece observadores internacionales para esas elecciones.
De esta forma se pone en entredicho la imparcialidad de una institución guatemalteca, obligada a garantizar un proceso electoral libre y transparente, pues su titular ha asumido una posición política en un tema tan delicado como el golpe en Honduras.
Con esto espero evidenciar que el golpe en Honduras deja lecciones para la democracia guatemalteca, y que para que esto no ocurra en nuestro país, nuestras instituciones deben fortalecerse, y debe garantizarse que sus funcionarios no respondan a intereses oscuros.