La demagogia alrededor de la paz


Corresponde al gobierno de í“scar Berger su última conmemoración de los Acuerdos de Paz y como todos los que le antecedieron, limita su accionar sobre esa materia simplemente a la parte protocolaria porque en el fondo no existe voluntad de implementar como polí­tica nacional el contenido de los acuerdos. En parte ello es resultado de que desde el momento en que se concretó la negociación entre el régimen de ílvaro Arzú y la guerrilla, tras largos años de un proceso en el que participaron prácticamente todos los gobiernos desde 1985, las autonombradas partes se quisieron aprovechar polí­ticamente del tema sin entender que con ello impedí­an que se convirtiera, como debió ser, en propiedad de todos los guatemaltecos para iniciar la construcción de un orden polí­tico y económico distinto.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

No me cansaré de decir que tanto el gobierno de la época como la guerrilla son responsables de la escasa implementación de los acuerdos, puesto que mientras Arzú y su equipo usaron el tema como si hubiera sido un logro personal el ponerle fin al conflicto, los otros trataron simplemente de aprovechar el momento para situarse polí­ticamente, objetivo en el cual fracasaron estrepitosamente como se ha ido comprobando con el correr de los años.

Y hoy en dí­a hay demasiados cabos sueltos como producto de la incapacidad para implementar los acuerdos y el resultado es preocupante porque si bien en los acuerdos se reconoció que el conflicto tení­a origen en las condiciones objetivas que presentaba la sociedad guatemalteca, en la práctica nunca se hizo nada para corregir los problemas que vení­amos arrastrando desde hací­a tanto tiempo y que generaron insatisfacción y desesperación en amplios sectores de la sociedad.

Cierto es que ahora tenemos un sistema polí­tico que nos permite en alguna medida ir eligiendo autoridades periódicamente, pero ello es insuficiente para hablar de una auténtica democracia en la que todos los habitantes del paí­s puedan sentirse debidamente incluidos. Baste decir que lamentablemente no se proporcionan siquiera oportunidades iguales para garantizar siquiera la correcta alimentación de nuestros niños para entender hasta qué punto nuestra sociedad fracasa. No digamos si tenemos que hablar de temas concretos y puntuales como la educación, la salud, la vivienda y el empleo, puesto que si los abordamos tenemos que terminar reconociendo que es el régimen, el sistema, el que expulsa a los ciudadanos y los convierte en materia de exportación.

Hoy, cuando se conmemore la firma de la paz y se hagan las celebraciones correspondientes, en el fondo lo que veremos es una enorme demagogia porque no hay grandes avances ni siquiera la determinación y el compromiso de hacer del contenido de los acuerdos una polí­tica nacional. De hecho se habla ya del desfase de los acuerdos porque la realidad nos ha ido superando y ahora tenemos nuevos problemas y también nuevas razones para pensar en la posibilidad de otro tipo de enfrentamientos.

Más allá de la fiesta por la conmemoración de la paz, lo que nos hace falta es empezar por conocer el contenido de los acuerdos para asimilarlo plenamente y asumir así­ el compromiso de hacerlo realidad.