La deconstrucción de las instituciones -I de II-


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Guatemala, como paí­s, viene sufriendo desde hace unos cuarenta años, la transformación de sus instituciones en el aparato administrativo; puesto que los funcionarios de turno las utilizan para la satisfacción de sus intereses personales o de sus financistas polí­ticos.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

 


Otros factores que contribuyen a la deconstrucción institucional, son entre otros, la percepción del dinero, los mecanismos de acumulación de riqueza, el sentido del trabajo y la estructura de las organizaciones empresariales para dar paso a una verdadera cultura del dinero.

La continua pérdida de trascendencia y la pérdida de referentes ya no brindan las certezas creadas por las instituciones estatales que otorgaban sentido a la vida productiva y social, y mucho menos las de la iniciativa privada y sus adláteres ong´s que se han significado a través de su existencia como las “chupasangre solapadas” del erario nacional.

Y como responsable de esa pérdida de credibilidad se puede señalar a la clase polí­tica que ha gobernado, la cual en su afán desmedido de enriquecimiento ilí­cito no dudó ni duda  en vender los activos del Estado y/o “concesionarlos” a empresas multinacionales; ya sea con el voto congresil o bien haciendo uso del poder ejecutivo cual si fuese de su exclusiva propiedad y potestad para disponer de los mismos.

La máxima expresión de la deconstrucción institucional del Estado guatemalteco ha sido la privatización de las empresas nacionales AVIATECA durante el gobierno “demócrata-cristiano” de Vinicio Cerezo; y la hí­per megaprostitución –léase privatización–  de GUATEL, INDE, INDECA, FEGUA, INTA, BANDESA hoy Banrural, CORREOS Y TELí‰GRAFOS, y otras más durante el gobierno del señor ílvaro Arzú, las cuales, ahora son muy productivas para el sector privado nacional e internacional.

En relación a la banca central, vimos también su derrumbe con la mutación de funciones al Banco de Guatemala y la “entrega” de la SIB a intereses capitalistas de las “18 familias” por medio de polí­ticos empleados de los verdaderos propietarios de Guatemala.
   
Uno de los pilares que sostení­a a la democracia moderna, fue la idea de promover el desarrollo social y proteger a los ciudadanos del poder de los grandes capitalistas; sin embargo, fue sustituido por la mano invisible del mercado que se convirtió en la gran legisladora, en la instancia capaz de reglamentar todas las actividades humanas a pesar de destruir la cohesión social que construyeron los partidos polí­ticos durante la época de la “primavera democrática” en Guatemala.

La deconstrucción de las instituciones en Guatemala, significa en pocas palabras la deformación y debilitamiento de sus objetivos y sus fines, para crear la necesidad de recurrir a la iniciativa privada para la satisfacción de las necesidades sociales a cambio de jugosos contratos.

¿Qué opinan al respecto los candidatos presidenciales?