La decadencia maya ¿Cí“MO, CUíNDO Y POR QUí‰?


A lo largo de la historia, la Civilización Maya ha sido una de las grandes incógnitas de la ciudad; las preguntas de cómo sobrevivieron en medio de una selva tropical, o por qué desaparecieron de las tierras bajas de Petén, son cuestiones que aún intrigan a los estudiosos.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Sin embargo, desde hace algunas décadas, a raí­z del reconocimiento de las claves para interpretar la escritura maya, el conocimiento de esta civilización es cada dí­a vertiginoso, y se conocen, hoy dí­a, más datos sobre ellos.

Un complejo fenómeno

Las interpretaciones de la desaparición maya ha tenido diferentes matices: emigraron, se exterminaron, perecieron bajo una epidemia, colapsó su sistema polí­tico, fueron comidos por la selva, agotaron el suelo para sembrar, e incluso hay quienes hasta propusieron que fueron raptados por extraterrestres.

Sin embargo, hoy dí­a se conoce que la decadencia maya puede llegar a explicarse a través de una serie de explicaciones entretejidas, cada una aportando variables para comprender la desaparición de una de las civilizaciones más asombrosas de la humanidad.

Para empezar, habrí­a que conocer que las ciudades mayas, que se extendieron por Petén, Belice y la Pení­nsula de Yucatán, formaban complicadas relaciones comerciales.

Técnicamente, se ha llegado a identificar las relaciones entre ciudades como ciudades estado. Es decir, cada ciudad era independiente entre sí­, y sólo se relacionaban a través de tratos comerciales o alianzas estratégicas.

La ciudad de Tikal ha sido identificada como el centro del poder maya. Durante varios siglos, gozó del dominio de una amplia región.

Todo inició con el Clásico Temprano, cuando Tikal empezaba a mostrar indicios de poder. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que aledaño al mundo maya, se encontraba la región gobernada bajo el poder de Teotihuacan.

Esta ciudad, cuyo centro de poder se ubica en el centro de México, estaba interesada en expandir su influencia hacia el mundo maya.

Tikal habí­a sido identificada como la ciudad más prometedora. Para ello, el Rey de Teotihuacan, «Búho Lanzadardos» (o «Búho Arrojalanzas», según otras denominaciones) enví­a a un emisario, a quien hoy dí­a se le reconoce como «Nace el Fuego» o «Nacido del Fuego».

í‰ste emisario se ubicó, en primer lugar, en la ciudad de Waka, actualmente conocida como el Perú, a 78 kilómetros al oeste de Tikal. Waka era un importante centro comercial, condición que le fue propiciada por contar con un puerto pluvial en el actual rí­o San Pedro, capaz de albergar grandes canoas de carga pesada.

Nace el Fuego llegó Waka el 8 de enero del año 378 d.C. El rey de dicha ciudad, K’inich B’alam (Jaguar con Rostro de Sol), lo recibió como un aliado, y prestó la ayuda necesaria para la expedición a Tikal.

Las tropas de Nace el Fuego, con refuerzos bélicos y alimenticios de Waka, siguieron en la trayectoria del rí­o San Pedro hasta llegar a su nacimiento, y luego por tierra, hasta llegar a Tikal, hecho registrado el 16 de enero del mismo año.

Nace el Fuego logró someter a la nobleza de Tikal, instituyendo un nuevo orden. Los estudiosos mayistas aún no se ponen de acuerdo en reconocer cuál fue el papel de Nace el Fuego en Tikal; algunos señalan que fungió como un regente del rey de Teotihuacan, Búho Lanzadardos; otros indican que elevó al poder al prí­ncipe de la ciudad mexicana.

Lo que sí­ es cierto, es que desde entonces Tikal se convirtió en el centro de poder de toda la región maya, y lograrí­a someter al orden a otras ciudades estado, hecho, que hasta entonces, no era posible, puesto que cada ciudad estado determinaba su propio destino.

Conflictos de poder

Durante siglos, Tikal fue el centro de todo el mundo maya. Habí­a logrado extender sus dominios a lugares bastante retirados. Sin embargo, a la entrada del siglo VI d.C., una ciudad estado logró enfrentarse a la poderosa Tikal: Calakmul, ciudad estado, al norte de Petén, en territorio mexicano.

En una batalla en 562, Calakmul logró derrotar a Tikal. Sin embargo, la ciudad petenera no fue destruida, y décadas después se recuperó y derrotó a su rival.

Los siglos VI y VII fueron una constante lucha entre las dos ciudades estados, para tener el control de la región maya. La batalla fue llevada, no sólo al ámbito bélico, sino también al tecnológico, artí­stico, económico, etc.

Algunos estudiosos han comparado la pugna entre Tikal y Calakmul, con la Guerra Frí­a entre la Unión Soviética y Estados Unidos, puesto que en ésta se llevó hasta el campo deportivo y espacial, por ejemplo.

Para el siglo VII, Tikal dominaba el comercio por el rí­o de La Pasión, probablemente el más importante de la época. Calakmul identificó esta ruta comercial como un sector estratégico, por lo que decidió instalar un puesto de control.

En el año 635, el prí­ncipe heredero de Tikal, Balaj Chan Kawiil, segundo en la sucesión al trono, fue instalado como gobernador de Dos Pilas, una pequeña ciudad estado en la ribera del rí­o La Pasión.

Dos Pilas no tení­a otra función que la de proteger el comercio en la región. Por su parte, esta ciudad sólo sobreviví­a como un estado predador, que basaba su economí­a en los tributos de las regiones circundantes.

Para entonces, la ciudad de Dos Pilas habí­a florecido; pese a ser pequeña, creció con mucho lujo.

En 658, Calakmul invadió Dos Pilas, enviando al exilio a Balaj Chan Kawiil. Dos años después, éste regresa del destierro, pero como enviado de Calakmul, puesto que habí­a ayudado a esta ciudad a fortalecer su control en el valle de La Pasión.

Balaj Chan Kawiil, nuevamente como gobernante de Dos Pilas, pero bajo el mandato de Calakmul, fue enviado a invadir Tikal, que en ese momento esta regido por su hermano Nuun Jol Chak.

La batalla sucedió en 679. Balaj Chan Kawiil venció a su hermano, quien murió en batalla. Dos Pilas fue el amo y señor del comercio del rí­o La Pasión, y Calakmul tomó el control del mundo maya.

Sin embargo, veinte años después, Tikal resurgió y venció de nuevo a Calakmul. í‰sta ciudad ya no se repondrí­a jamás. Sin embargo, Tikal ya no fue capaz de imponer su hegemoní­a en el mundo maya.

Dos Pilas continuó haciendo la batalla a Tikal. En 761, Dos Pilas caerí­a derrotada por ciudades aledañas. Poco a poco, las ciudades estado mayas deseaban obtener el control total.

Sin embargo, esta constante guerra de más de dos siglos, provocó gastos excesivos. Por si fuera poco, la difí­cil selva petenera necesitaba de muchos esfuerzos tecnológicos para mantener su producción agrí­cola, puesto que su suelo no era ideal para este fin.

íšltimo respiro

Luego de que Tikal no lograra recuperar del todo el control, casi todas las ciudades estado buscaban tener la hegemoní­a en el mundo maya; pero esto provocó que los reyes apretara a la población con más impuestos, sistema que era casi imposible continuar.

Para el siglo VIII, el caos era terrible. La agricultura en la región petenera era insostenible. Además, las sequí­as empezaban a crear mella en la población.

A mediados de ese siglo, sólo Cancuén, la ciudad maya más al sur de Petén. lograba sobrevivir, gracias a que dominó el comercio por el rí­o La Pasión, que, además, le proporcionaba agua en sequí­as.

En el año 757, el rey de Cancuén, Taj Chan Ahk, llevó a su esplendor esta ciudad. Construyó un palacio de tres pisos y 25 mil metros cuadrados.

Tuvo un reinado más o menos tranquilo, gracias a que supo hacer alianzas comerciales estratégicas con el resto de ciudades estado.

A su muerte en 795, su hijo, Kan Maax, quiso continuar con la gala de Cancuén; pero la suerte no le duró más que cinco años. En el año 800, un mortal asalto a la ciudad depredó todo lo que podí­a haber. Aún quedan indicios de que el rey quiso construir edificaciones defensivas, las cuales quedaron a medio camino.

Con ello, se terminó el perí­odo Clásico, y con ello la decadencia maya. En adelante, las sequí­as obligarí­an a buscar terrenos más fértiles, como el altiplano del paí­s, o parajes acuáticos, como la ciudad de Tayasal, a orillas del lago Petén Itzá.

En conclusión, se puede decir que la principal causa de la decadencia maya fue la intensa lucha por mantener el control de la región maya, principalmente del comercio del rí­o La Pasión.

Tikal desempeñó esta función por mucho tiempo, impulsado por influencias de Teotihuacan. Sin embargo, Calakmul disputó esta hegemoní­a por mucho tiempo, provocando un desgaste en todo el mundo maya.

Al final, la rica ciudad de Cancuén, último resguardo del esplendor maya clásico, colapsó por la depredación, que habí­a sido impulsado por el mismo deseo de tomar el control y por la falta de recursos para mantener el sistema.

Como un eje transversal, se pueden establecer que hubo sequí­as, hambrunas, epidemias, pero que no fueron una causa única, sino que fue un sistema complejo de variables que impulsaron la caí­da de una civilización.