La Cumbre de las Américas es accidental para Obama


Ayer el presidente del Diálogo Interamericano con sede en Washington, el prestigioso experto en temas del hemisferio Meter Hakim, abordó el tema de la Cumbre de las Américas a realizarse en Puerto España, Trinidad y Tobago, el próximo dí­a 17 de abril y la forma en que se puede juzgar ese futuro encuentro. En el curso de la conversación, el señor Hakim dijo que al fin de cuentas la labor de los polí­ticos, y todos los que asistirán a la cumbre son básicamente lí­deres polí­ticos de sus respectivos paí­ses, es vender expectativas, citando una frase del ex presidente Cardoso de Brasil.

Oscar Clemente Marroquí­nO
ocmarroq@lahora.com.gt

En realidad esta cumbre ocurre a pocas semanas de la inauguración del gobierno de Obama, uno de los presidentes norteamericanos que mayores expectativas ha generado por su estilo y su discurso, además de que el mundo vive la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial y por lo tanto la opinión y acción del presidente de la mayor y más golpeada potencia es seguida con atención e interés en todo el mundo. Pero el tema de América Latina que ha de abordar Obama no forma parte de las prioridades de los Estados Unidos y en ese sentido la Cumbre, programada mucho antes de que se diera la elección del nuevo presidente norteamericano, es un accidente en su gestión centrada en los estí­mulos económicos y el tema fiscal.

Cuando le hice el comentario al señor Hakim de que la Cumbre era cabalmente un accidente para la administración norteamericana, me dijo que ese podrí­a ser un buen titular para una noticia, puesto que en efecto, la región no está en el espectro de las prioridades que tiene Estados Unidos. Francamente, me dijo, estamos lidiando con la peor crisis aparte de la Gran Depresión, con dos guerras de las que estamos claramente perdiendo la de Afganistán, lo que de por sí­ constituye tarea suficiente como para ocupar de pleno a un gobernante.

Yo le decí­a que tras ocho años de una polí­tica arrogante y de desprecio impuesta por el presidente Bush, la región tení­a enormes expectativas, a mi juicio infundadas, en el nuevo presidente de Estados Unidos para que en la Cumbre se reflejara un cambio de polí­tica. De hecho, todos los documentos han sido negociados con tanta anticipación que los negociadores son funcionarios de la anterior administración que han continuado en sus cargos en razón de la proximidad de la Cumbre. Tomando en cuenta la expresión de Cardoso sobre las expectativas, las que hay en algunos gobernantes para esta cumbre son muy altas porque las despierta el mismo Obama, pero no veo previsible un giro que asigne a la región mayor importancia dentro de las prioridades norteamericanas.

El mismo señor Hakim dice que México alcanzó relieve y captó el interés de Washington por la dimensión de su crisis y el problema del narcotráfico desbordado, pero que fuera de eso no hay expectativas de cambio. Tal vez porque no tienen mucho que decir en ese contexto es que Obama y Biden insisten en que ellos van a las reuniones con Latinoamérica a escuchar más que a hablar. El problema en ese tipo de relaciones es que muchas veces es tan importante lo que se dice como lo que se deja de decir y pensando en esos dos aspectos es que deberemos dar lectura a las expresiones de Obama en Trinidad y Tobago.