La culpa es de Sara Carbonero


«No me culpéis, dice la glamorosa presentadora acusada de distraer a su hombre». Con esas palabras titula el periódico The Times un artí­culo a cuatro columnas en la cuarta página de su edición impresa de ayer. Y es que la relación de Iker Casillas con Sara Carbonero definitivamente ha cruzado las fronteras españolas.


El Times asegura que tras la derrota de La Roja, «las páginas web se llenaban de comentarios que sugerí­an que la mente de Casillas estaba puesta «en otras cosas»» y su web enlaza a la entrevista que la presentadora de deportes de Telecinco le hizo a su novio después del partido para el informativo central de su cadena.

«Mientras la gente en España luchaba para aceptar el resultado, Sara Carbonero, que habí­a estado en la cancha durante el partido, le preguntaba a su destrozado novio, Iker Casillas, en directo para la televisión: «Â¿Cómo lo hicisteis para fastidiarlo?» El portero parecí­a estupefacto, pero muchos españoles pensaban que sabí­an la respuesta (…). Fue ella, insistí­an los fans, quien minó la fuerza del guardameta español y lo hizo fallar una atajada que parecí­a fácil», escriben los periodistas Graham Keeley y Alexandra Williams.

No deja de sorprender que sea justamente el Times, un diario serio e influyente y uno de los referentes del periodismo británico, el que entra en un tema que fácilmente podrí­a servir de materia prima para los tan conocidos tabloides ingleses. De hecho, la interpretación de los autores raya en un machismo en el que no se entrevé demasiada objetividad.

Cierto es que ya antes de que la periodista se embarcara a Sudáfrica, la idea de que Carbonero podí­a perjudicar los resultados en el Mundial habí­a sido mencionada en programas de televisión y publicaciones de la prensa del corazón en España. Ante esos comentarios, Carbonero salió en su propia defensa durante una entrevista en La Noria, de Telecinco: «Que voy a desestabilizar el mundial, que voy a dividir la selección… pero, ¿yo soy capaz de todo esto? Me parece una tonterí­a». Que se lo diga ahora a los británicos.