La Cuarta í‰poca


El dos de noviembre celebramos en La Hora el aniversario de nuestra Cuarta í‰poca, misma que se inicia inmediatamente después del retorno de Clemente Marroquí­n Rojas de los catorce años de exilio durante la dictadura de Jorge Ubico, y que continúa sin interrupción hasta nuestros dí­as, es decir, a lo largo de 66 años.


La vida accidentada de este vespertino, a causa de su postura inclaudicable, nos hace celebrar dos aniversarios porque La Hora fue fundada en 1920, pero tuvo que suspender en tres ocasiones su publicación precisamente por presiones del poder público que era fustigado desde las columnas de este diario comprometido fundamentalmente con la democracia. Siendo la última época la más larga y duradera, por ello y en recuerdo a lo que habí­a significado la lucha contra la dictadura de Ubico, Marroquí­n Rojas siempre recordó esta fecha como una de las más importantes de su vida, porque en esa misma ocasión, diez dí­as después de la Revolución del 20 de Octubre que le permitió volver, decidió que nunca más saldrí­a de Guatemala y que antes preferí­a la muerte que volver a soportar un exilio parecido.

Por supuesto que un periódico comprometido con la democracia y con la búsqueda de la verdad no es agradable a esos polí­ticos que una vez en el poder se sienten dueños de vidas y haciendas y, por lo tanto, se molestan con la publicación de informaciones que evidencian su falta de consistencia. Eso significa que la vida de La Hora no haya sido fácil, ni en las primeras tres épocas, ni en esta última, porque aunque varí­en los matices, los problemas del paí­s siguen siendo muy parecidos a los que se viví­an hace 90 años y a los que se trataron de corregir hace 66 años. Ciertamente la modernidad nos ha traí­do muchas ventajas, pero las estructuras de inequidad, la falta de una auténtica democracia, la persistente pobreza que atenta contra las libertades del ser humano, siguen siendo problemas latentes en la sociedad guatemalteca contra los que hay que seguir luchando con la misma intensidad con que lo hicieron los fundadores del diario y lo han hecho sus continuadores.

Pero en muchos sentidos podemos decir que en estos albores del siglo XXI, Guatemala enfrenta desafí­os inéditos, mucho más graves y problemáticos que los que han dificultado nuestro paso al desarrollo, puesto que el deterioro del Estado y la cooptación institucional que hacen sectores del crimen organizado y el narcotráfico comprometen seriamente el futuro del paí­s. Por ello La Hora está ahora, en este momento, comprometida con leyes como la de Extinción de Dominio, la de Enriquecimiento Ilí­cito y una sobre el financiamiento de las campañas polí­ticas, como pasos serios para librar el combate frontal contra el crimen organizado.