Los sobresaltos en la vida política del país han tenido siempre un efecto directo sobre la libertad de expresión porque los dictadores la impiden a efecto de mantener sojuzgado al pueblo. Tal es la razón que explica que Diario La Hora, fundado en 1920, conmemore hoy el aniversario de su relanzamiento en lo que fue su Cuarta í‰poca, misma que inició apenas diez días después del triunfo de los guatemaltecos para derrocar a la dictadura en el movimiento del 20 de Octubre de 1944.
Clemente Marroquín Rojas entró a Guatemala el 20 de octubre desde Tapachula al frente de un modesto contingente revolucionario que ese mismo día tomó Ayutla. Dos días después estaba ya en la capital de la república y en una semana hizo todo lo necesario para volver a publicar La Hora, el diario que había combatido fieramente la candidatura de Ubico con sus desplegados en los que, literalmente, Marroquín Rojas desnudaba al ídolo. Esa vigorosa campaña periodística impidió el triunfo de Ubico en su primera elección, dando al país varios años de respiro antes de caer en la larga noche de la tiranía de 14 años.
En medio del fervor revolucionario que se vivía en Guatemala en el año 1944, la vuelta de La Hora a la circulación cotidiana fue uno de los signos del nuevo tiempo porque si algo se rescataba en esos días era la libertad de expresión. Y desde ese principio de noviembre, hace sesenta y dos años, hemos estado aportando a la discusión de las ideas en el país con la intención declarada de contribuir a la formación de una sociedad más tolerante, participativa y fundamentalmente democrática.
En esta Cuarta í‰poca La Hora ha funcionado bajo la dirección de cuatro generaciones de la familia Marroquín, empezando por nuestro fundador, Clemente Marroquín Rojas, a quien han seguido sus hijos, nietos y bisnietos. Pero lo fundamental ha sido preservar la idea que alentó el surgimiento de este diario en 1920 y que le llevó a vivir tanta vicisitud como resultado de anteponer principios y valores. Momentos ha habido en los que pudo haberse cambiado el concepto y dejar de ser una tribuna para privilegiar la caja registradora, pero por fortuna la convicción ha sido muy poderosa y tratamos de seguir siendo un medio de comunicación que aporte propuesta al país y que luche por construir un nuevo orden social en el que seamos mucho más incluyentes a la hora de hablar de las oportunidades para todos y cada uno de los habitantes del país.
Sabemos que hay avances en la libertad en Guatemala, pero queremos que esos avances no queden en la capacidad de hablar, sino que se conviertan en una capacidad para actuar con patriotismo en el país que todos ansiamos y que por momentos vemos tan lejos a causa de la escasa participación o de la frustración de un pueblo que ni encuentra el norte ni ve una conducción sensata y honesta de los asuntos públicos. Trabajar por ese cambio es nuestro objetivo, meta y compromiso de ayer, hoy y siempre.