La crítica que formuló el Secretario General de Naciones Unidas al sistema de justicia de Guatemala me parece lapidaria y contundente dadas las realidades que vivimos en el país. El nuevo Presidente de la Corte Suprema de Justicia, citado por Prensa Libre, dijo que comprende pero no comparte los planteamientos del funcionario internacional, porque también hay avances en el sistema, lo que abre todo un campo para la discusión sobre la óptica de las nuevas autoridades judiciales del país.
ocmarroq@lahora.com.gt
Si tenemos un margen de impunidad que en el caso de los delitos contra la vida supera el noventa por ciento de los crímenes que ocurren en el país, es absurdo hablar de avances, porque en la materia más importante que tiene que ver con la justicia, que es la sanción a los delitos contra la vida, la incapacidad es manifiesta.
Esto de los avances en el sistema de justicia está como los avances en la negociación en Honduras, donde echan chile con un avance del ochenta o noventa por ciento, pero resulta que en lo esencial, que es el retorno de Zelaya al poder, no hay acuerdo. Entonces para que jodidos, se pregunta uno, valen los otros acuerdos. Pues lo mismo pasa con la administración de justicia, puesto que de nada sirve ningún avance si en lo esencial, que es asegurar la correcta aplicación de la ley, hay tan enormes rezagos.
Es comprensible que el nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia trate de no hablar mal del rancho que le acaban de encomendar, pero así no se resuelven los problemas porque los está obviando. Admitir que se hizo cargo de un mamarracho puede ser ofensivo para la gente que trabaja en el Organismo Judicial y por ello el funcionario hace bien en intentar alguna defensa, pero si lo que pretendemos es que impere la justicia, aquí no se vale la defensa y justificación del desmadre que nos pintó el Secretario de la ONU y que es real, contundente y correcto.
Ahora empiezan ya a moverse las aguas para atacar y desprestigiar a la CICIG y Castresana y eso no es casual. Son los mismos que, en su momento, se dedicaron a desprestigiar a Rosenberg para quitarle peso a la presión de la opinión pública, los que ahora se rasgan las vestiduras por la «injusticia» que se cometió con los candidatos a magistrados. Pero si no se comete esa «injusticia», nos clavan, nos meten el gol que ya estaba preparado y eso ni lo dicen ni lo entienden.
En el caso de la CSJ es preocupante que se principie la gestión marcando diferencias con quienes vinieron a ayudar a combatir la impunidad. Lo que dijo el más alto funcionario de la ONU no es producto de su experiencia ni de su vivencia de nuestra realidad, sino resultado de los informes que tiene del trabajo hecho por CICIG y si el nuevo presidente de la Corte dice que no comparte la crítica está restando mérito al análisis que han hecho todos los profesionales que están trabajando para ayudar a nuestro país.
No sé si la cita que hicieron de la declaración del nuevo presidente de la Corte sea exacta, pero si lo es está a la altura de los que ahora la emprenden contra la CICIG como obstáculo para la justicia en el país, descalificando todo el trabajo que han realizado.