El turismo, uno de los pilares de las economías centroamericanas, ha sido de los sectores más afectados por la crisis financiera internacional y la pandemia de la gripe A H1N1 que sacudieron al mundo en 2009, lamentan autoridades y empresarios.
El flujo de turistas venía creciendo de forma variable pero significativa en los últimos cinco años, pero entre enero y julio de 2009 habían llegado 600 mil turistas menos a la región en comparación con el mismo periodo del año anterior, para situarse en los 5,9 millones.
En divisas, esto ha representado una caída importante para varios países: alrededor de 30% para El Salvador, 15 a 20% para Costa Rica y 7,2% para Guatemala.
Además del menor flujo de visitantes, los que llegan, también se quedan menos días y han reducido el gasto per capita.
Caso aparte y excepcional es el de Nicaragua, país que no sólo mantuvo el nivel de la actividad, sino que los organismos oficiales proyectan un crecimiento de 30% en su industria turística para 2009, pasando de 157,5 a 205,3 millones de dólares.
Sin embargo, estas proyecciones oficiales no concuerdan con informes de la prensa local que reflejan la situación crítica que enfrentan proyectos vacacionales en varias regiones del país por falta de clientela, algunos a punto de cerrar.
De Honduras sólo se conocen cifras de los primeros meses del año, pero en este país a los factores generales de contracción del turismo se suma la crisis política desatada por el golpe de Estado del pasado 28 de junio, que ha llevado la actividad a una depresión profunda.
Negocios de hotelería, restaurantes y servicios de transporte se encuentran virtualmente paralizados y los pocos que se mantienen activos es por el flujo de periodistas y funcionarios internacionales que llegan al país a cubrir el tema político.
Aunque el turismo intrarregional tiene un peso importante en Centroamérica, el mayor impacto negativo lo produce la reducción del número de turistas procedentes de Estados Unidos, principalmente, pero también de Europa y Asia.
Para capear la crisis, las empresas del sector han recurrido a los turistas locales, a los que hacen atractivas ofertas de precios reducidos, una estrategia de sobrevivencia que podría entrañar peligros.
«Nosotros recomendamos estrategias de valor agregado y no bajar precios, pues a la hora de subirlos resultará totalmente contraproducente, la gente no lo va a aceptar», afirmó el director de la Cámara de Turismo de Costa Rica, Henry Murillo.
Pese a ello, las tarifas de los hoteles en la turística ciudad de Guanacaste, en el Pacífico Norte, se han desplomado a niveles históricos.
En El Salvador, se ha puesto en marcha la denominada estrategia «Pueblos Vivos», que busca motivar a los salvadoreños a hacer turismo interno, tanto a los residentes en el país como a los emigrantes, que son más de 2 millones de personas.
En Nicaragua se aplica la misma estrategia de desarrollo hacia adentro, informó el Instituto del Turismo (Intur).
Sin embargo, algunos países de la región ya están lanzando una agresiva campaña hacia los grandes mercados, en el ánimo de aprovechar la recuperación de la actividad turística mundial que se perfila para 2010.
Un ejemplo de ello es la campaña que el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) acaba de inaugurar en 60 taxis de Londres, donde ha colocado imágenes de la riqueza natural y cultural del país, con el fin de promover el turismo europeo.
También Guatemala y Costa Rica están pautando publicidad en cadenas internacionales de noticias como CNN, que llegan a los grandes públicos de los países desarrollados.