La severa recesión que sufre Irlanda jugará el viernes a favor del «sí» en el segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa dado que muchos irlandeses ven ahora a Europa como una salvadora, estiman los analistas.
En junio de 2008, cuando un 53% de los irlandeses dijeron «no» al Tratado, los expertos sólo preveían un freno del espectacular crecimiento del llamado «Tigre celta».
Pero la realidad fue mucho más dura: en 2009, la economía irlandesa se contraerá casi un 8% y la tasa de desempleo se triplicará con respecto a 2007, para superar el 15%.
«Ya no podemos permitirnos el lujo de votar no», señaló Michael Marsh, politólogo en el Trinity College de Dublín. «No es el momento de cortarnos de las organizaciones internacionales», agregó.
En la misma línea, Peadar O»Broin, investigador en el Instituto Internacional y de Asuntos Europeos de Dublín, señala que «la población ha visto la seguridad económica de que goza Irlanda como miembro de la Unión Europea, que tras el colapso de su economía busca ahora adherir al bloque.
«La crisis hizo que la población se diera cuenta de la importancia de Europa», coincidió Alan Barrett, economista del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (ESRI) de Dublín, destacando en particular «el apoyo» del Banco Central Europeo (BCE) a los bancos irlandeses.
Sin el BCE, «no sólo nuestro sistema financiero se hubiera hundido, sino que además hubiera sido imposible repararlo», aseguró por su parte el ministro de Finanzas, Brian Lenihan.
El BCE inyectó 120.000 millones de euros para ayudar a los bancos irlandeses, con lo que lograron evitar el cierre, asegura el bando del «sí».
Paul Duffy, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Irlanda, que representa a 600 empresas implantadas en la isla, también advirtió sobre las «graves heridas» que provocaría un segundo «no» en las «perspectivas de inversiones extranjeras en Irlanda».
En 2006, las empresas estadounidenses invirtieron 83.000 millones de dólares en la isla, más que las inversiones efectuadas conjuntamente en los cuatro países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
«La población piensa que nuestra posición se debilitaría seriamente en la UE» si gana el «no», afirmó Richard Sinnott, politólogo del University College de Dublín.
Para el millonario empresario Declan Ganley, líder de la campaña del «no», Lisboa es «un tratado pre-crisis para un mundo post-crisis». «No funcionará para nosotros», declaró.
Los críticos a Lisboa creen también que la recesión desempeñará un papel en en el referéndum, pero a su favor. El severo programa de austeridad decretado por el gobierno hizo caer su cota de popularidad hasta el 11%, y los electores podrían aprovechar la votación del viernes para expresar su descontento.
«Hay un sentimiento de ira palpable entre los electores, a los que se les pide que voten por segunda vez el mismo texto que ya fue rechazado», advirtió Peadar O»Broin.
«Un referéndum sobre el gobierno, es un peligro», reconoció Sinnott, destacando sin embargo que el último eurobarómetro, publicado en junio, mostró que la disminución de la confianza en el ejecutivo de Dublín «no estuvo acompañada de un cambio de actitud (negativo) hacia la UE».