La crisis de la educación


No es de extrañar que el proceso educativo en Guatemala «camine a paso lento», porque en honor a la verdad, pareciera que las polí­ticas gubernamentales anteriores, fueron fachada de grandes negocios, y en sí­, la educación fue desatendida.

Fernando Mollinedo

Los negocios de los gobiernos «empresariales» en el ramo de la educación, fueron el marco para que la oligarquí­a criolla acrecentara sus cuentas millonarias en detrimento de la población escolar; y así­ mismo, no se le dio el apoyo administrativo para crear las instituciones realmente necesarias para impulsarla educación.

El Ministerio de Educación, ha sido uno de los sectores olvidados por todas las maquinarias gubernamentales que han ejercido el poder, porque éste no puede entregar su «producto» de inmediato; es un proceso de inversión socio cultural que rendirá frutos en por lo menos cinco o seis años más tarde.

El cambio de lineamientos educativos cada cuatro años, perjudican de manera frontal el proceso educativo, cada equipo de trabajo que llega a ejercer gobierno, cree llevar la fórmula mágica para terminar con el lastre del analfabetismo; cada gobierno anuncia con bombos y platillos que «casi» erradicaron dicho mal; pero cuando asume el nuevo gobierno, entonces nos damos cuenta que todo eran tortas y pan pintado.

Es urgente que este gobierno se empeñe en dejar establecida una verdadera polí­tica educativa, con perspectivas definidas, objetivos posibles de alcanzar, estrategias prácticas que permitan la aplicación de los nuevos currí­culos, apoyo administrativo y sobre todo, reemplazo de todas las personas que actualmente integran el sector de supervisión educativa.

El pueblo necesita saber con certeza que la inversión que se hace en la niñez tendrá fruto próximo para garantizar una vida mejor; ya es tiempo de dejar atrás los obsoletos sistemas educativos tradicionales y dedicarle sumo empeño al proceso educativo de «educación para el trabajo» en todas las disciplinas de la educación técnica.

Se necesita que las próximas generaciones estudiantiles obtengan el conocimiento socio cultural que les permita subsistir en la vida y auto financiarse los estudios universitarios; para ello es imprescindible que reciban una educación de calidad, con maestros de calidad.

Si realmente hacemos un recorrido por las escuelas del paí­s, veremos que hay una tremenda deficiencia de calidad en el sector docente, tanto de nivel primario como secundario; por lo que, con la nueva polí­tica educativa, se podrí­a garantizar las futuras promociones estudiantiles con mejores grados culturales que los que actualmente se obtienen.

La educación en Guatemala, adolece de fundamentación cientí­fica, de basamento cí­vico y moral y sobre todo, por el innegable criterio de la mayorí­a de docentes: «me pagan muy poco, por eso trabajo poco».