Con respecto a la recién finalizada Conferencia de Seguridad, quiero hacer algunos comentarios, pero en realidad no lo digo todo, ni lo analizo todo, pues gran parte ya ha sido analizada en los editoriales de este diario La Hora y en las columnas que escribe su Director General, por lo que solo quiero hacer algunas comparaciones y de lo que podría suceder.
Guillermo Castañeda Lee / CUI 1996 53836 1905
Para que algo pueda dar beneficios, es que tiene que hacerse sobre premisas verdaderas y que nos permitan encontrar los mecanismos que nos lleven a solucionar el problema. Todos estos mecanismos tienen que ser analizados para ver cuál o cuáles son más efectivos para encontrar la solución apropiada.
El estudio que se presentó ante esta conferencia, su conclusión final ha de haber sido el de incrementar los recursos disponibles para el combate al narcotráfico, pues si no hubiera sido así, no se hubiera mencionado la cantidad de $6 mil millones. No vamos a discutir la oferta de recursos, pues todo apunta que es con la idea de que sigamos endeudándonos con los organismos financieros internacionales para que algún día lo paguen nuestros descendientes, pues nadie de los obligados está decidido a darnos más allá de una limosna.
Lo que vamos a analizar por ser menos profundo es si las medidas represivas que se deberían de tomar con ese aumento de recursos resolverían el problema, si paralelamente no es erradicado el consumo. Definitivamente no, pues si no se rompería el principio de la oferta y la demanda, así que tampoco profundizaremos sobre esto pues son principios universales. Estas medidas ya demostraron que no han funcionado a pesar de que han pasado 40 años desde que se declaró por Estados Unidos el combate al narcotráfico.
Vamos a tomar como paralelo el conflicto armado que vivió Guatemala y que fue cruento pues se combatía la subversión militarmente con medidas represivas, pero la carga ideológica es mundial y no hubo forma de combatirla en los campos de batalla que se desarrollaban en las montañas de Guatemala, ni en las ciudades donde operaban los frentes urbanos que eran los encargados del terrorismo.
La carga ideológica sobre el conflicto, al igual que el consumo de la droga es mundial y no hay forma de combatirlo dentro del corredor que pasa por Guatemala, pues no es aquí donde se da el consumo masivo como se da en los Estados Unidos y en Europa.
Hago esta comparación para que diga el pueblo de Guatemala si está dispuesto a evitar el trasiego de drogas, a costa de una guerra cruenta como la que se vivió durante el conflicto armado donde hubo miles de muertos y a pesar de ese desangramiento, los cerebros de la subversión están allí y al parecer su pensamiento sigue siendo el derrotar a las fuerzas que los combatieron por otros métodos usando a los intelectuales con el pretexto de reclamar justicia. Igual o peor puede ser el combate al narcotráfico, decenas de miles de muertos, pero el consumo seguirá allí y si hay consumo, habrá trasiego.
Además me pregunto, ¿si las fuerzas de seguridad estarán dispuestas a aceptar un número de muertos al igual que los que le ocasionó la subversión y que ahora algunos sobrevivientes están sometido a los tribunales de justicia por el delito de no haber muerto durante el conflicto en defensa de la institucionalidad?
En dos platos todo lo sucedido durante la conferencia significa que no nos ofrecieron nada que pueda detener el narcotráfico, sino que lo único que nos ofrecieron es que nos endeudemos con los organismos internacionales de crédito, que le quitemos a nuestra gente su comida, que nos matemos entre guatemaltecos y que ellos aprovecharán la situación para estar interviniendo en nuestros países.