La conferencia de Bali llama a actuar, pero la negociación patina


Un hombre palea la nieve frente a su casa. En la conferencia de Bali, que tratarí­a sobre el cambio climático, se han hecho arduas las negociaciones para reducir los gases que provocan el efecto invernadero.

Lí­deres de paí­ses industrializados y en ví­as de desarrollo llamaron hoy a actuar contra el calentamiento en la conferencia sobre el clima de Bali, donde las negociaciones, bajo fuertes medidas de seguridad, parecí­an sin embargo patinar.


Un dí­a después de los atentados terroristas de Argel, en los que murieron 11 empleados de la ONU, cientos de policí­as y militares armados protegí­an el recinto donde estaban reunidos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, seis jefes de Estado y de Gobierno y 130 ministros de Medio Ambiente de todo el mundo.

Los participantes en la ceremonia observaron un minuto de silencio en memoria de las ví­ctimas de los atentados de Argel, que ayer causaron 62 muertos, según fuentes médicas, y 30 según fuentes oficiales.

El objetivo de la reunión ministerial que comenzó hoy es lanzar un proceso de negociación internacional que desemboque en un nuevo acuerdo para intensificar la lucha contra el cambio climático a partir de 2012, fecha en que expira el Protocolo de Kioto.

«Este es el desafí­o moral de nuestra generación, no sólo los ojos del mundo nos están mirando, sino, y lo que es más importante, las generaciones futuras dependen de nosotros», afirmó Ban Ki-moon.

Según los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), es necesario reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar que la temperatura de la atmósfera aumente más de 2º C.

La Unión Europea propone que los paí­ses industrializados reduzcan sus emisiones entre 25 y 40%, pero Estados Unidos y otros paí­ses desarrollados se oponen a que la declaración final de Bali incluya la más mí­nima referencia a esta cifra.

El propio Ban Ki-moon reconoció ante la prensa que probablemente la declaración final no mencione compromisos concretos.

«Francamente y de forma realista, parece demasiado ambicioso esperar que las delegaciones lleguen a un acuerdo sobre objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero», reconoció.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil fustigó a los paí­ses industrializados por su responsabilidad en el cambio climático y su falta de compromisos para remediarlo.

«Los responsables históricos de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera deben dejar de sermonearnos y predicar con el ejemplo», declaró Celso Amorim.

«Es imperativo encontrar fórmulas financieras innovadoras y adicionales para el régimen post-2012», consideró por su parte el ministro mexicano de Medio Ambiente, Juan Elvira.

La conferencia debe llegar a su punto álgido el viernes, cuando los ministros deberí­an presentar la denominada «hoja de ruta de Bali».

Sin embargo, según fuentes ecologistas en Bali este objetivo parece cada vez más complicado.

«La hoja de ruta de Bali empieza a parecer más a un sendero de jardí­n balinés o, peor aun, a un callejón sin salida», afirmó Stephanie Tunmore, portavoz de la organización ecologista Greenpeace.

«No tenemos otro planeta al que escapar» si el calentamiento hace insoportables las condiciones de vida en la Tierra, lanzó por su parte el nuevo primer ministro australiano, el laborista Kevin Rudd.

Poco antes, Rudd habí­a hecho entrega oficial a Ban Ki-moon de la ratificación del Protocolo de Kioto por Australia, lo que deja solo a Estados Unidos –el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero– como el único paí­s industrializado que no forma parte del tratado.

Según el IPCC, el cambio climático es debido a la rápida acumulación de GEI causados por las actividades humanas. Sus impactos pueden ser catastróficos, con inundaciones, sequí­as, deshielo de los glaciares, aumento del nivel del mar, aumento en la violencia y la frecuencias de las tormentas tropicales.

«Este es el desafí­o moral de nuestra generación, no sólo los ojos del mundo nos están mirando, sino, y lo que es más importante, las generaciones futuras dependen de nosotros».

Ban Ki-moon

secretario general de la ONU