Es muy importante empezar reconociendo a los cuatro comisionados que hicieron un trabajo adecuado al votar por la presencia de la actual Fiscal General en la lista de 6 y recalcar que las dos universidades más tradicionales del país como son la San Carlos y la Rafael Landívar junto a la Da Vinci y el Presidente de la CSJ fueron consecuentes con la lógica del requerimiento para ser nombrado en este puesto. Claudia Paz y Paz merecía, al menos, estar en esa lista.
Pero no podemos mostrarnos sorprendidos de algo que hemos estado cantando desde hace mucho tiempo. Los comisionados hicieron su trabajo eficientemente porque representaron los intereses de quienes los han colocado en los puestos a cambio de defender el control de los beneficios que genera un Estado impune en la corrupción e impune en la violencia.
Continúa la importancia coyuntural sobre el nombramiento final porque hay personas que han sido relacionadas desde el principio, con los poderes políticos y/o paralelos que mantienen secuestrada la institucionalidad en el país. Si el Presidente nombra a un custodio de los intereses oscuros, causará un retraso terrible para la institucionalidad en el país.
También hay que reconocer que existe al menos un perfil de quien ha contado con la aprobación de prácticamente todos los involucrados en el proceso de verificación de los candidatos y que, salvo componendas o negociaciones, podría significar continuar con el avance a lo interno del Ministerio Público.
Ha servido bien la fundación de universidades de banca de parque que junto a aquellas que se dan el baño de la pureza conservadora no han dejado dudas en su compromiso para mantener una institucionalidad viciada, controlada por los poderes fácticos sin avergonzarse al quedar como garantes de las estructuras de la impunidad.
Y es por ello que consideramos que la comisión cumplió su objetivo, porque es evidente que el mandato al que fueron sometidos es el mismo que cumplieron al eliminar de tajo la posibilidad de someter a presiones al presidente Otto Pérez Molina para que nombrara a una fiscal que con amplio reconocimiento interno e internacional, hubiera sido una brasa extremadamente caliente para un gobierno con amplios cuestionamientos.
La tarea del nuevo fiscal será la que determine qué futuro nos espera en el área de la Justicia. Por un lado, existe una amplia posibilidad de terminar condenados a vivir en la oscuridad de la impunidad porque, en la primera instancia, los comisionados han demostrado que hicieron su trabajo cumpliendo con el mandato que recibieron de sus verdaderos jefes.
Minutero:
No le bastó ser capaz
y muy bien calificada;
a la fiscal Paz y Paz
ya se la tenían cantada