En la vida lo que las personas buscan es claridad, comprensión del mundo y cierto sentido de orientación para saber conducirse sin yerro. Por eso muchos consagran sus días al conocimiento y la lectura de libros. Hay un afán de no pasar por inocente que mueve a las personas a husmear por todas partes para sentirse seguras. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles y hasta el más erudito termina por declararse ignorante: «Yo sólo sé que no sé nada».
           Debemos, en consecuencia, aceptar que lo propio de la existencia es el misterio. Nacemos en un mundo oscuro, nebuloso y lleno de tinieblas. La apariencia es la ley y la equivocación lo nuestro. La ciencia, con todo, aspira a quitar las inseguridades. Ofrece teorías, inventa hipótesis y propone afirmaciones que pretende demos por ciertas y nos confiemos a ella. Lo que sucede, sin embargo, es que muchas veces también la ciencia nos confunde.
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           Tomemos por ejemplo la información «científica» de los economistas. La semana pasada la Canciller alemana íngela Merkel, asesorada por los sabios de su país, habló a su pueblo diciendo que «no podemos esperar que la recesión sea rápidamente superada en los próximos días» y en un tono pesimista (o realista) dijo que para el futuro «habrá en primer lugar una degradación -económica- a lo largo del nuevo año antes que la situación tome mejor rumbo».
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           Menudas noticias para el pueblo alemán, los pone, sin embargo, al corriente de los hechos y les advierte del vía crucis que se aproxima. Todo lo contrario a lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló el mes pasado respecto al futuro de las economías de América Latina y el Caribe. Si bien es cierto, dice, las últimas cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la actualidad un 34% de la población (189 millones de personas) viven por debajo del umbral de la pobreza, América Latina emerge rápidamente de la crisis. Y pone como prueba de nuestra capacidad para superar nuestros líos económicos los cuatro países que están mejor situados para vencer la crisis: Chile, Perú, México y Brasil. «De estos cuatro, destaca la economía brasileña, que crecerá un 4,8% y la chilena, que lo hará a un ritmo del 4,1%».
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           Quiero decir con todo esto que si la ciencia quería darnos luz para entender el manejo del bolsillo y paz mediante certezas, la verdad es que nos deja en las mismas tinieblas iniciales. Porque uno piensa así: ¿Cómo es que Alemania siendo la gran potencia económica europea tendrá crisis este año y nosotros no tanto? ¿Cómo es que la recuperación de países como Francia será de a poquito y en cambio nosotros estemos hablando de «emerger rápidamente»?  Algo suena extraño. O somos cabrones (los países de América Latina) en el manejo de crisis e indemnes en materia de economía o alguien quiere tomarnos el pelo.
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           Las personas quieren saber, buscan tranquilidad en el conocimiento, leen, se informan y guardan esperanzas en el rédito de la luz. Pero estando así las cosas casi es mejor volver a creer «en santos que orinan», como dicen en algunas partes. Mejor es regresar a las fábulas o, quizá mejor, leer a los científicos -a los economistas- desde la óptica de la cabalística, la ciencia ficción o la novela.