La claridad que no llega


            En la vida lo que las personas buscan es claridad, comprensión del mundo y cierto sentido de orientación para saber conducirse sin yerro.  Por eso muchos consagran sus dí­as al conocimiento y la lectura de libros.  Hay un afán de no pasar por inocente que mueve  a las personas a husmear por todas partes para sentirse seguras.  Sin embargo, las cosas no son tan fáciles y hasta el más erudito termina por declararse ignorante: «Yo sólo sé que no sé nada».

Eduardo Blandón

            Debemos, en consecuencia, aceptar que lo propio de la existencia es el misterio.  Nacemos en un mundo oscuro, nebuloso y lleno de tinieblas.  La apariencia es la ley y la equivocación lo nuestro.  La ciencia, con todo, aspira a quitar las inseguridades.  Ofrece teorí­as, inventa hipótesis y propone afirmaciones que pretende demos por ciertas y nos confiemos a ella.  Lo que sucede, sin embargo, es que muchas veces también la ciencia nos confunde.

 

            Tomemos por ejemplo la información «cientí­fica» de los economistas.  La semana pasada la Canciller alemana íngela Merkel, asesorada por los sabios de su paí­s, habló a su pueblo diciendo que «no podemos esperar que la recesión sea rápidamente superada en los próximos dí­as» y en un tono pesimista (o realista) dijo que para el futuro «habrá en primer lugar una degradación -económica- a lo largo del nuevo año antes que la situación tome mejor rumbo».

 

            Menudas noticias para el pueblo alemán, los pone, sin embargo, al corriente de los hechos y les advierte del ví­a crucis que se aproxima.  Todo lo contrario a lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló el mes pasado respecto al futuro de las economí­as de América Latina y el Caribe.  Si bien es cierto, dice, las últimas cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la actualidad un 34% de la población (189 millones de personas) viven por debajo del umbral de la pobreza, América Latina emerge rápidamente de la crisis.  Y pone como prueba de nuestra capacidad para superar nuestros lí­os económicos los cuatro paí­ses que están mejor situados para vencer la crisis: Chile, Perú, México y Brasil. «De estos cuatro, destaca la economí­a brasileña, que crecerá un 4,8% y la chilena, que lo hará a un ritmo del 4,1%».

 

            Quiero decir con todo esto que si la ciencia querí­a darnos luz para entender el manejo del bolsillo y paz mediante certezas, la verdad es que nos deja en las mismas tinieblas iniciales.  Porque uno piensa así­: ¿Cómo es que Alemania siendo la gran potencia económica europea tendrá crisis este año y nosotros no tanto?  ¿Cómo es que la recuperación de paí­ses como Francia será de a poquito y en cambio nosotros estemos hablando de «emerger rápidamente»?   Algo suena extraño.  O somos cabrones (los paí­ses de América Latina) en el manejo de crisis e indemnes en materia de economí­a o alguien quiere tomarnos el pelo.

 

            Las personas quieren saber, buscan tranquilidad en el conocimiento, leen, se informan y guardan esperanzas en el rédito de la luz.  Pero estando así­ las cosas casi es mejor volver a creer «en santos que orinan», como dicen en algunas partes.  Mejor es regresar a las fábulas o, quizá mejor, leer a los cientí­ficos -a los economistas- desde la óptica de la cabalí­stica, la ciencia ficción o la novela.