La ciudad de los años 20


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Lamentablemente no viví esa ensoñadora, añorada, bella, hermosa y tranquila época de la ciudad de Guatemala que apenas llegaba a la iglesia El Calvario, en donde los chuchos se podían amarrar con longanizas, en donde las puertas de las casas se podían mantener abiertas, en donde los caballeros cedían el lado derecho a las damas y saludaban quitándose el sombrero y haciendo una venia, donde los patojos de ese entonces podían jugar tranquilos y los trabajadores iban también muy tranquilos a sus labores, donde los domingos eran de tertulias en esas calles verdaderamente cuidadas por el Supremo Arquitecto del Universo…

Héctor Luna Troccoli


Tampoco me refiero a Guatemala, sino a la ciudad de Chicago, donde Al Capone y otra infinidad de gánsteres se liaban a balazos con los agentes de Eliot Ness y donde las matacingas eran el pan nuestro de los “chicagüenses”.

  Los tiempos han cambiado y como dice nuestra admirada Mercedes Sosa, “cambia, todo cambia”, pero lo jodido es que en Guatemala las cosas cambian para mal. Cada año, cada gobierno, cada día, cada congreso, cada funcionario es peor que el otro y para colmo de males los únicos que están “mejorando” son los pandilleros, el crimen organizado o desorganizado o como usted quiera llamarlo va superando  sus tácticas demoníacas, asesinando, robando, extorsionando, violando, agrediendo, amenazando, etcétera, etcétera.

    Y el resolver el problema no es simple, ni la culpa es exclusivamente de este Gobierno. Las pendejadas de sacar al Ejército ya se quedaron atrás porque el crimen está mejor organizado y equipado que esa institución, ya no digamos la famosa PNC, sumado a que la corrupción de jueces, legisladores, funcionarios, y otros ha crecido. Pero a esto agréguele otro ingrediente. Ni usted, ni yo, hacemos nada PORQUE NO PODEMOS HACERLO. Ármese para defenderse y vaya al Digecam a sacar su permiso que es casi como la agonía del Gólgota, excepto que dé una jugosa mordida. Eso si quiere cumplir con la ley, porque a los delincuentes les viene del norte tener licencia o no tenerla y lo más seguro es que en un famoso “retén” (puestos móviles de extorsión), al que seguramente van a capturar es a usted, mientras mil mareros pasan a su lado con gran indiferencia, como dice aquella vieja canción.

  Pero falta más. Y supongamos que tenemos toda la fuerza del bien de nuestro lado, estrategias, gente bien armada, honrada y preparada que se encarga de detener a 10 mil delincuentes ¿en dónde se meten? ¿Cómo se evita el peligro de fuga? Y aunque  así fuera: Existe la poderosa arma llamada CELULAR desde donde  puede dirigir a sus pupilos (si es de los malos). Así que ya lo sabe, lo repito, estamos jodidos.

 Creo que si este gobierno lograra dos metas básicas, hacer que los diputados huevones trabajen y reducir al menos en un 60% a los delincuentes (como sea) y mantenerlos a raya, pasaría a la historia.

  He sido franco en decir que creo que el actual Ministro de Gobernación y su equipo ha trabajado duro, pero que la delincuencia ya los sobrepasó y en lo personal creo que solo este funcionario ha dado la talla, los demás son puro bla bla, aunque se me olvidaba que la comisionada presidencial para la reforma policial la señora de Torrebiarte también puso su granito de arena, pues se presentó ante las cámaras en las matanzas del miércoles para dar su pésame. Hacía ratos que ni la miraba ni la escuchaba.

     El problema es cada día más serio y más complejo y pareciera que el crimen estilo Capone de los 20, está tomando la República Libre, Democrática e Independiente de Guatemala, como dicen el 15 de Septiembre. Ai nos vemos pues…