La ciudad, cada día está más ruidosa


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Imposible negar tan potencial problema. Salvo ausencia de percepción y no tener los pies sobre la tierra. Por lo visto habitan otra galaxia. Acaso el conformismo accione sobre-manera terminando por adecuarse a dicha limitación con el ribete evidente de patética situación, en medio de colapsos sucesivos, furibundos y sorpresivos. En relación a la mayoría de automotores que son verdaderas chimeneas rodantes expeliendo humo diesel dondequiera, con total irrespeto al derecho ajeno.

Juan de Dios Rojas


Insisto  en  señalar  sea causa de afección  en la garganta y aparato respiratorio.  También la inobservancia del  reglamento  específico,   en  desacato visible y preocupante.
Operan en deterioro  de los capitalinos por  extensión restantes fuentes del ruido  fastidioso.   Estarán de  acuerdo los lectores  damnificados,   que entre otras cosas provocan sordera los  frecuentes    atascos;   también del sistema nervioso.  El  accionar y acelerar motores desajustados,   inclusive el sistema de semaforización arman la de San Quintín.

Restantes unidades hacen más  ruido  en la urbe de suyo  ya ruidosa.   Por ejemplo  los llamados   “Tuc-Tuc»  abriéndose paso  en el  maremágnum vial. Semejante a un antiguo  comercial  que con insistencia afirmaba  ser  “Chiquititas”, pero cumplidoras».  Todos  en demanda de la debida clientela asegurada.

Sigue el listado ruidoso de unidades en pos de ganarse el sustento diario entre la borrasca que origina la violencia interminable. Circulan en un mosaico de calles y avenidas metropolitanas. Fuente del fatídico ruido son los megáfonos en sitios considerados estratégicos de mercadeo, en beneficio del gigantesco  y  audaz comercio,   también en el Congreso.

Añado vehículos portadores de grabaciones  cuyo  fin  es promocionar productos,   bienes  y  servicios  a  todo  volumen.  Sea  gas licuado,   helados  y golosinas, gloria del  paladar  infantil preferencial,  además, otros grupos humanos a título  de consumidores  empedernidos  se  suman,   con objeto  de dulcificar el  sentido  del gusto.

Por  épocas  brotan noveles mercaderes  dispuestos a obtener el clientelismo, otro  rostro  del  consumismo  envolvente.   Puestos  de acopio,  montañas  de chatarra.  Esta modalidad de compraventa hace permisible la oferta y la demanda novedosa,   en  tiempos  alineados en ser  de las vacas flacas, situaciones atípicas invaden terreno.

Estas expectativas  tocante a la histórica cita; «Hasta cuándo Catalina abusarás de nuestra confianza».   Aludo a las  autoridades que más antes que después deben poner las cartas sobre la mesa.   El  caso  no  es para permitir prosiga sin control  aparente y  debido.   Ya es  tiempo  de  sobra  de  aplicar la ley  sin dilación aunque  sea dura».