El lunes 30 de diciembre de 2013, Santiago volvió a Guatemala junto a sus padres Muhammad Haider y Jackeline Palencia de Haider. Los hermosos ojos negros del pequeño y su radiante sonrisa manifestaron el éxito de la cirugía que hace tres meses se le practicó en Taiwán.
Santiago y sus papás viajaron hacia el otro lado del mundo gracias al apoyo del presidente Otto Pérez Molina, la Embajada de la República de China (Taiwán) en Guatemala y el “Hospital Conmemorativo Chang Gung” situado en el puerto de Kaohsiung, donde se hizo el delicado trasplante de hígado que necesitaba el niño, operación quirúrgica que se realizó sin costo alguno. Autoridades del hospital indicaron que no se cobrarían honorarios, afirmación que fue tomada con beneplácito en Guatemala porque dicho centro hospitalario ha mantenido desde hace varios años importantes intercambios académicos y de cooperación científica con el Ministerio de Salud de nuestro país. El doctor Chen Chao-Long, superintendente del hospital, fue quien practicó con destreza la liliputiense cirugía e indicó que la intervención sería muy difícil, pero necesaria. El Presidente de Guatemala Otto Pérez Molina declaró que “esta es una operación muy costosa, afortunadamente con el viaje que hice a Taiwán me reuní con el doctor (Chen Chao-Long) que conoce Guatemala y logramos que la intervención al pequeño se realizara sin ningún costo”. Normalmente una intervención de esta clase en otros países tiene un valor en dólares de más o menos $250,000.00.
A partir del 20 de septiembre de 2013 la joven pareja viajó con la esperanza de salvar la vida de su hijo, quien tenía en ese momento 6 meses y medio de nacido y padecía de nacimiento ‘atresia biliar’, obstrucción de los conductos biliares; esto significa que la bilis se acumula en el hígado y causa ictericia. Para realizar el trasplante se le extrajo a la madre una parte de su hígado. Ella estuvo internada una semana, mientras que el bebé que fue operado el uno de octubre tuvo que permanecer hospitalizado durante un mes. El segmento del hígado de la mamá resultó ser muy grande para el cuerpecito de la criatura y tuvo que ser reducido a una cuarta parte de su tamaño para colocarlo a la perfección. La cirugía fue de larga duración, pero las personas que de algún modo estuvimos pendientes sabíamos que iba a ser un éxito, ya que es evidente el avance de técnicas quirúrgicas que no cesan de evolucionar y desarrollarse en Taiwán. Definitivamente Dios con todo su ejército de ángeles y arcángeles ya tenía decidido otorgarle a Santiago, quien pronto cumplirá su primer año de existencia, el regalo más grande que puede un ser humano recibir: la oportunidad de la dádiva de la vida y la salud. Porque ya estaba escrito desde que fue nombrado por sus padres “Santiago”, que su lucha sería fuerte, pero ganada.
Por su nombre muy significativo, se viene a mi memoria la historia del Apóstol Santiago, uno de los discípulos más allegados a Jesús, quien lo nombró “hijo del trueno” en reconocimiento a su valentía, voluntad y esfuerzo. Pienso que por ello la mamá de Santiago Haider manifiesta que su hijo “tiene la gracia de Dios”. El Embajador de la República de China (Taiwán) en Guatemala, Adolfo Sun, quien estuvo pendiente del estado clínico de Santiago, platicó telefónicamente con sus padres al momento que ingresaron a Guatemala y los felicitó por el triunfo en la operación.
El Embajador Sun ha respaldado los proyectos de salud en nuestro país, porque sabe que es uno de los bienes más preciados y necesarios de la sociedad humana y conservarla es una responsabilidad y un deber. Con esta meritoria reciprocidad entre Guatemala y Taiwán, se consolidan aún más los lazos fraternales entre ambas naciones.