La autorización del Congreso de la República para crear el acuerdo y dar vida a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala -CICIG- ha sido el tema invasivo durante las últimas semanas en los medios de comunicación guatemaltecos y comentado favorablemente por algunos importantes medios internacionales de circulación mundial.
A nadie escapa la óptica de que Guatemala se está terminando de podrir de adentro hacia fuera y esa corrupción es algo que no se puede contener con los instrumentos propios de seguridad interna ?Policía Nacional; Policía Municipal; policías privadas; sectores del Ejército Nacional; Ministerio Público; Sistema Judicial, etc.?, porque éstos también están podridos.
Nadie en Guatemala está a salvo. Guatemala se ha convertido en un país en guerra de todos contra todos. No existe respeto; no existe unión ciudadana; los valores humanos más importantes se han extraviado o perdido totalmente y el crimen, manifestado en todos los órdenes, campea a sus anchas. El país está tomado y los guatemaltecos ya nada pueden hacer por su propia cuenta.
Los voceros de «los mismos» que están sumergidos en todo el ámbito, incluidos los medios de comunicación, se rasgaron las vestiduras, se llenaron de ceniza la cabeza y gritan «a todo pulmón» que con la CICIG se está mancillando la soberanía nacional. ¿A cuál de las soberanías se referirán? Quizás a la soberanía que entregó el Ejército de Guatemala a la United Fruit Company y a Carlos Castillo Armas con la «Liberación» en 1954 en nombre de «Dios, patria y libertad», con lo que castraron a la ciudadanía y exacerbaron el machismo y así lograron desacelerar el desarrollo que impulsaba a Guatemala en esos momentos históricos; o a la soberanía que recién entregó í“scar Berger Perdomo, algunos pueblos de occidente incluidos, a la Montana Exploradora, que tiene como gerente a Milton Saravia, un documentado corrupto, íntimo amigo de una pariente política del mismo Berger; o a la soberanía que entregó ílvaro Arzú Irigoyen, «el tercer mejor alcalde de Disneyworld» cuando junto a su comparsa Jorge Serrano Elías, cedieron los derechos de Guatemala sobre Belice.
«Cuelan el mosquito y engullen el camello», sentenció Jesús, el Cristo.
Los traficantes de armas; los traficantes de niños; los traficantes de recursos naturales; quienes han traficado las empresas estatales; los traficantes de órganos humanos; los traficantes de droga; los traficantes del dinero; los que trafican el contrabando; los traficantes de influencias; los traficantes del poder; etcétera; éstos son los verdaderos creadores del crimen organizado y el caos, los que sí son un verdadero atentado contra la soberanía nacional.
Es momento de felicitar, incluyendo a í“scar Clemente Marroquín y al Diario La Hora, a quienes, con valentía, a través del tiempo han impulsado la creación de la CICIG, la que, aunque no es panacea alguna para Guatemala, podría tratarse de la apertura inicial de una ventana que muestre el sendero por el cual Guatemala y los guatemaltecos puedan transitar hacia el rescate de su libertad, su soberanía y las tan ansiadas paz y justicia.
¿Para qué ha servido a los guatemaltecos la «Libertad y Soberanía» que ha dado la oligarquía a través de gobiernos polichinelas desde 1954? ¡El amargo resultado está a la vista!