La CIA, la Guerra Frí­a, los Proyectos de Desarrollo y los intereses norte americanos en Guatemala (VII)


El impacto psicológico provocado por los aviones de La Liberación sobrevolando la ciudad fue grande, reforzado por el seguimiento que le daba la radio Liberación. El Gobierno equivocadamente provocó apagones de luz para evitar la sintoní­a de la radio creando un ambiente de paí­s sitiado. Los pilotos que intervinieron con excepción de Carlos Cheesman un civil guatemalteco, eran estadounidenses, veteranos de la II Guerra Mundial contratados por la CIA. Funcionó como Jefe de la improvisada Fuerza Aérea Fred Sherwood un ex agregado militar a la embajada de los Estados Unidos y luego piloto de la UFCO.

Mario Castejón

La aviación de la Liberación originalmente contó con tres F47 Thunderbolt, un Lightning P38 dos avionetas Cessna, y tres Dakota C47, estos últimos prestados por Civilian Air Transport una compañí­a de la CIA. Los mejores aviones de Guatemala eran tres AT6 inadecuados para combate aéreo. Tras la defección del Coronel Rodolfo Mendoza Jefe de la Fuerza Aérea el 4 de Junio, solamente el presidente Arbenz autorizaba cualquier vuelo por parte de la Fuerza Aérea y nunca existió un plan concreto para repeler los ataques aéreos aunque se reportó de uno de esos AT6 dañado al despegar el 18 de junio.

El primer vuelo de los llamados «sulfatos» fue realizado el 21 de mayo por Carlos Cheesman y Jerry Delarm, el segundo un ex combatiente del teatro de Guerra en el Pací­fico reclutado por la CIA y el objetivo fue arrojar panfletos sobre la ciudad. Los restantes fueron casi siempre vuelos de baja altura atacando el cuartel de Matamoros, la base de La Aurora, la base de Zacapa y la cabecera de Chiquimula, los más notorios fueron realizados sobre la capital el 18 y 19 de junio bajo un fuego antiaéreo intenso. El 13 de junio Delarm y Cheesman en un P38 tuvieron que hacer un aterrizaje forzoso en Honduras. Tambien el 29 de junio el piloto Bob Wade herido en un F47 casi destruido logró aterrizar en Quezaltepeque. Alrededor del 20 de junio se detuvo la acción aérea, mientras se reparaban los aviones, sin embargo ese dí­a se efectuó un último ataque de un P38 sobre Cobán piloteado por William Wyler. El 24 de junio, 3 nuevos P47 que habí­an pertenecido a la Guardia Costera de Puerto Rico y que fueron comprados a través del Embajador de Nicaragua en Washington llegaron a Honduras y dí­as mas tarde dos P51 Mustang también fueron recibidos.

En el Nororiente continuaron las acciones militares con la ocupación de Esquipulas el 20 de junio. La segunda columna del Ejército de Liberación fue derrotada en Gualán el dí­a 20, en donde un dí­a antes el puente sobre el Motagua habí­a sido destruido en forma espectacular por un F47. En Puerto Barrios el 21 de junio fracasó un levantamiento popular tras el ingreso de la Goleta dominicana «Siesta de Trujillo» cargada con armas cuyos ocupantes fueron muertos o capturados. En Chiquimula continuó la lucha en poblaciones vecinas como Jocotán, Camotán, Vado Hondo y San Esteban, hasta el dí­a 25 en que fue ocupada la cabecera departamental.

Desde Chiquimula, el 27 de junio fracasó una intentona de tomar Zacapa a pesar de que en ese momento el Ejercito de la Liberación tení­a más gente aunque sin comparación con los cerca de dos mil efectivos del Ejército Nacional concentrados en Zacapa y sus alrededores. No se dio el esperado levantamiento popular pero se habí­an ido sumando a la Liberación una buena cantidad de campesinos algunos por razón ideológica y otros porque cuadraba con sus expectativas de gente aficionada a las armas una caracterí­stica del campesino oriental. Era normal en los poblados de Chiquimula ver circular hombres de campo armados con viejos fusiles Mauser deshechos de la I Guerra Mundial distribuidos por la Liberación.

Las noticias de lo que pasaba en Oriente fueron llegando y se sabí­a que después de la toma de Chiquimula la Liberación detuvo y fusiló a personas sin haber sido sometidas a juicio formal. Por otra parte en Gualán, el Ejercito Nacional fusiló a algunos de los atacantes y otros fueron subidos al tren y traí­dos Guatemala sin que nadie diera razón de ellos, (entre estos estaban el estudiante ílvaro Rivera y el ex cadete Carlos Villacorta torturados y asesinados en la Policí­a Nacional y más tarde enterrados en una fosa común en Santa Marí­a Cauqué.

El dí­a 27 el buque mercante inglés Springford anclado en el puerto de San José fue bombardeado y echado a pique por un avión P38 piloteado por Ferdinand Schoup cuando por error se informó que traí­a desde Checoslovaquia aviones tipo Spitfire (La acción obligó a un posterior resarcimiento que tuvo que pagar la CIA).

En la capital habí­a un ambiente tenso en espera de las anunciadas Milicias Populares y era notoria la acción policial con cateos y capturas valiéndose del toque de queda y del Estado de Sitio. El Embajador Peurifoy mantení­a su presencia alrededor de las filas castrenses en donde ya se veí­a surgir ambiciones. Consideraba la evacuación del personal de su Embajada, lo que a su vez tendrí­a un impacto psicológico favorable a sus propósitos en los Estados Unidos. (Continuará)