La charada de Micheletti


En ese conjunto de acciones y omisiones que se han originado desde el derrocamiento del presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, la última «charada» que Roberto Micheletti se ha fabricado es la de anunciar que tras consulta de quienes le apoyan, por no decir a quienes él responde, léase la cúpula de poder hondureña, se separará durante una semana del cargo de presidente de facto del Gobierno también de facto que ha venido rigiendo en Honduras, para que así­ los hondureños se concentren en el tema de las elecciones que conforme a sus leyes y Constitución se efectuará el domingo 29 de noviembre del año en curso. Manifiesta sí­, que si hubiera una necesidad de orden, él volverí­a de inmediato a la Presidencia para tomar de nuevo el control de la situación de Gobierno.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

De qué está hablando Micheletti, está reconociendo que su presencia, de una u otra forma, afecta, perturba, distorsiona el evento electoral a realizarse y si así­ es, no es ello una prueba irrefutable que lamentablemente las elecciones generales a acontecer se encuentran perturbadas por él y el Gobierno de facto que él representa.

 

Si él no ejercerá la Presidencia de hecho durante una semana, quién la ejercerá y acaso quien la ejerza no es la misma mica, pero con diferente montera. En otras palabras, qué es lo que cambia.

 

No comprende Micheletti que su actuar es una charada sin trascendencia, que, además, el hecho de dejar condicionado, antes de hacerlo, que en cualquier momento que él lo estime conveniente y necesario, regresarí­a de inmediato a la Presidencia, implica que él mantiene el absoluto control de la jefatura de facto ya que es él quien determina si debe regresar durante el perí­odo que ha decidido aparentar no estar al frente del Gobierno.

 

El reconocer que su presencia o ausencia tiene una influencia en las elecciones es también un error de su parte porque unas elecciones limpias y democráticas implican que el Ejecutivo de facto que él encabeza o cualquier Ejecutivo no interfieren en el proceso eleccionario de ninguna manera porque el hacerlo implica que los comicios no son limpios.

 

Vale la pena también señalar que el que haya condicionado retirarse una semana de la Presidencia de facto a lo que opinen los sectores que lo apoyan y lo sustentan, implica que no es su decisión sino que la misma está avalada, condicionada y parcialmente tomada por personas distintas a lo que él es y deberí­a ser.

Para colmo de males, el Gobierno de los Estados Unidos reacciona al anuncio de esa semana de aparente retiro de la presidencia de facto de Roberto Micheletti y manifiesta que lo considera adecuado. Ello confirma que nuevamente hay manos peludas en el asunto y por supuesto los pelos y las uñas son republicanos. No es un secreto que para que se confirmara al nuevo embajador de los Estados Unidos en Brasil, por el Senado, y al nuevo subsecretario de Estado encargado de los Asuntos Latinoamericanos, públicamente poderosos miembros del Partido Republicano, bien aceitados por el lobismo no gratuito que se ha movido a favor del gobierno de facto de Honduras, han logrado que el gobierno del presidente Barack Obama y de la secretaria de Estado, Hillary Clinton se manche y se separe de la adecuada posición que tuvieron en Naciones Unidas y la OEA.