La Cédula de Vecindad y una idea para el DPI


Crí­ticas recibe el RENAP por la forma en que está manejando el trámite para otorgar el DPI al constatar los datos originales de las inscripciones correspondientes, las que muchas veces acusan alteraciones cometidas por quienes las asentaron, y es que al terminar la inscripción la leen al inscribiente y al calce anotan: «de enterado no firmó», y el interesado no se percata si hubo algún error, pero al obtener más adelante una copia certificada el interesado tiene que corregir esa alteración con el auxilio de un abogado, que es costoso, más el tiempo que se pierde, cuando lo correcto serí­a que quien cometió el error lo cubriera su peculio.

José Antonio Garcí­a Urrea

Ya en el antiguo Registro Civil se daban esos casos, pero se contaba con el recurso de que al recibir el documento y leerlo, ahí­ mismo se hací­a el reclamo y entonces llamaban al empleado para que lo transcribiera de nuevo, previamente el requirente tení­a que salir a comprar otra hoja de papel sellado de a diez centavos de quetzal, cuando el empleado que hizo mal el trabajo debió reponerlo.

En esas crí­ticas se hace ver que un hombre soltero resulta casado, y otro casado deviene en soltero, también se señala que un casado aparece con una mujer que ni conoce; también el nombre equivocado, lo que sucedió al copiarlo del libro en mal estado. Y hay que presentar testigos de conocimiento, presencia de los padres, que talvez ya fallecieron, más honorarios del notario auxiliante y multa. ¡Vaya!

Uno de los errores más corrientes, y no sólo en estos documentos, es la ausencia de acentos ortográficos en cualesquier palabra, por ejemplo en las agudas como en José, que cuando no se tilda resulta Jose, que es otra persona, y vuelta a pagar y tantos trámites para demostrar que no se es Jose sino José.

Pues bien, ante estos casos se me ocurre que podrí­a, previo los análisis correspondientes y estudio de las leyes y alcances, utilizar la actual Cédula de Vecindad como documento matriz para extender el DPI. En su origen fue para respaldar el avecindamiento, pero poco a poco se fue usando como documento de identidad en toda clase de documentos y gestiones personales, hasta que en vista de ello, el Congreso de la República emitió el Decreto declarándola documento de identificación personal.

La cédula de vecindad se ha prestado a triquiñuelas, pero contiene todos los datos de las personas tomados de los libros de inscripción correspondiente, lugar de avecindamiento, los cambios en el ejercicio de su vida civil, e incluso está anotado el número de empadronamiento. Como dejé dicho, es un documento totalmente válido y legal, avalado por el Congreso de la República.

Reitero, esta es una idea que de aceptarse, esos análisis debieran hacerse con la premura del caso y con las consultas respectivas al Tribunal Supremo Electoral. Naturalmente, en ese caso, quienes extienden el DPI deben hacerlo con los cinco sentidos, (como decí­a mi abuelita) puestos en ello, para que no se repitan esos errores.