La carestí­a del dólar


Sin más causa que la especulación grosera, el dólar volvió a encarecerse en el mercado local de divisas, lo que se traduce en un aumento inmediato del costo de vida para los guatemaltecos porque todos los insumos importados, empezando por los derivados del petróleo, subirán de precio y afectarán al consumidor local. El problema no es resultado de un aumento de la demanda de dólares y escasez de los mismos, lo que explicarí­a racionalmente el incremento, sino de la tolerancia que ha mostrado la banca central para favorecer deliberadamente a los exportadores en perjuicio del consumidor local.


La disminución de exportaciones que ha señalado la CEPAL como uno de los principales efectos de la crisis para los paí­ses latinoamericanos, se trata de compensar con una tasa de cambio más beneficiosa para los exportadores, pero eso se traduce en el incremento de los costos de muchos bienes, incluyendo los combustibles que se usan para generar energí­a eléctrica, y en consecuencia tenemos un alto costo de vida que es generado artificialmente para beneficio de un pequeño sector que, por supuesto, no ha sido beneficiado de gratis, sino que ha comprado ese privilegio de la manera en que se hacen todas las cosas en Guatemala, es decir, utilizando los mecanismos de la corrupción.

Los guatemaltecos trabajadores están en una condición realmente difí­cil porque no existen mecanismos de compensación que les permitan mantener su nivel de vida. Si para aumentar una miseria el salario mí­nimo costó lo que costó, cuánto más aumentos para compensar la inflación y por lo tanto lo que vemos es que por efecto de la carestí­a del dólar, la gente pierde su poder adquisitivo y se ve obligada a reducir su calidad de vida.

Hay exportadores que comentan que el pacto que hicieron es que el tipo de cambio llegue a nueve por uno en este año y que en ese rumbo es que se tiene que mover la divisa norteamericana. No es una cuestión económica, producto del mercado, sino que simplemente un arreglo hecho por las autoridades monetarias que antes de dejar sus cargos permitirán que se acelere el deslizamiento del precio del quetzal para cumplir con los exportadores en los arreglos pactados hace ya algún tiempo.

Lamentablemente la especulación hace un daño terrible a la economí­a del paí­s y se ensaña con los más pobres, con esos que son teóricamente el objetivo de la solidaridad de este gobierno, puesto que el alza del dólar sube precios de energí­a, transporte y en general de los bienes de consumo, pero eso le viene del norte a la autoridad monetaria que tiene que cumplirle a los exportadores.