Me refiero a este cuento de León Tolstoi, porque éste expresa de manera clara que la felicidad es una actitud ante la vida, no depende de lo que la persona tenga en bienes materiales; el hombre más feliz encontrado en el reino de uno de los zares. Descrito dentro del cuento en referencia, era alguien tan pero tan pobre que vivía en la zona más árida del reino, que ni siquiera camisa tenía.
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Existe claridad en que la gente busca la felicidad en la vida. Lo que no está muy claro es lo que significa felicidad para cada quien. Muchas veces creemos que tal o cual situación, o posesión, o evento nos acarrearán en la vida felicidad y no nos percatamos que de alguna manera estamos asumiendo que ella proviene como un bien externo y no como una cualidad inherente a quiénes somos.
Existe gente rodeada de tragedias, de pobreza, con dificultades personales y/o sociales para hacerle frente a la vida; y sin embargo, es capaz de ser feliz de poder vivir su existencia, tal y como las circunstancias lo determinan.
Entonces podemos inferir que la felicidad es una decisión personal, en la cual yo me hago responsable de vivir y sentirme con satisfacción de cómo actúo en la vida cotidiana y  ante la adversidad. Apreciando quién se es, más que lo que se tiene;  y no afanándose por lo que no se tiene o no sucede de acuerdo a nuestros deseos y expectativas.
El escritor del cuento que les menciono expone: «El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace.»Â Pienso que a manera de reflexión sobre esta frase, nos hace ver nuevamente que ser felices es una opción  y no meramente una situación circunstancial, nos provee de una responsabilidad, de la decisión de ser felices. Y nos convida a poner amor en las distintas cosas que hacemos, por simples que nos parezcan.
Estamos comenzando un nuevo año y estoy segura que hemos recibido y brindado el deseo de felicidad. Creo que esto es un motivo para aclarar su significado. He visto resultados de una encuesta publicada en uno de los rotativos nacionales, sobre lo que hace más feliz a la gente en Guatemala, en un periódico determinado. Y me llamó la atención que casi en un 50% la respuesta fuese la convivencia familiar. Ya que es conocido estadísticamente que más o menos en un 74% de familias existe violencia contra la mujer y yo pienso que son muy escasas las familias que se escapan de cualquier forma de violencia intrafamiliar. Por lo que la respuesta dada puede asumirse hasta paradójica, realizando la relación anterior. Es decir, tampoco se puede idealizar a la familia como el espacio perfecto para el logro de la felicidad.
Nuestro tema ha sido la búsqueda de la felicidad y el significado de la misma. En tanto a la primera situación hemos de considerar diferenciar la felicidad de un estado momentáneo de alegría, o de una conducta que únicamente considera en la vida la búsqueda de placer, como fuente de bienestar. También hemos esgrimido el tema, de por qué somos felices o no, que a mi forma de ver no debería ni ser discutida nuestra responsabilidad ante esta elección.
Los filósofos griegos abordaron este tema, llegando a la conclusión de que la felicidad era el fin supremo del ser humano, que lo hacía querer semejarse a Dios. Que el actuar de la persona para llegar a ser feliz va unido de forma indispensable a su conducta moral. Lo que de alguna manera podríamos traducir en que hay que vivir en paz con uno mismo y con los demás y observar las consecuencias de nuestro actuar.
Como fin último, la felicidad, según Aristóteles, tiene tres características: Se basta a sí misma, busca la perfección y la excelencia, lo que constituye la actividad más elevada y propia del ser humano en la que éste encuentra su realización plena como tal.
Con este artículo se pretende que cada quien analice el tema y derive a sus propias conclusiones.