La caí­da del niño prodigio


Su transformación fí­sica casi monstruosa, sus deudas y sus problemas con la justicia hicieron de Michael Jackson una sombra del niño prodigio que fue.


Jackson, que a sus 50 años anunció este jueves su vuelta a los escenarios en julio con una serie de conciertos en Londres, ha vivido prácticamente recluido desde que fue absuelto en 2005 de una acusación de abuso sexual a un menor y de tramar un plan para mantener al niño en su casa de fantasí­a de California (oeste de Estados Unidos).

Fue el «Rey del Pop» en los años 80, pero su carrera estelar se vio empañada por sus extravagancias en público, su transformación fí­sica y múltiples acusaciones de abuso sexual de menores.

Jackson nació el 29 de agosto de 1958 en el seno de una familia negra y pobre de Gary (Indiana, norte). Su padre, minero, y su madre, empleada de una tienda, tuvieron nueve hijos.

A los 4 años, Jackson ya conocí­a las mieles de la fama. Vocalista principal del famoso grupo «Jackson Five» que formaba con cuatro de sus hermanos, el menor de la banda derrochaba confianza en sus años mozos, todo lo contrario que en los últimos tiempos.

Lejos quedó aquel niño sonriente de cabello negro y ensortijado que dio paso a un Michael Jackson de aspecto andrógino y piel blanca, labios rojos, pelo lacio, delgado y una nariz diminuta a golpe de intervenciones quirúrgicas.

A mediados de los años 80, Jackson se convirtió en toda una autoridad de la música pop con el histórico «Thriller», que llegó a vender más de 50 millones de álbumes.

Jackson fue una de las primeras estrellas, junto con su contemporánea Madonna, en beneficiarse de la cadena musical MTV, que difundí­a sus ví­deos de forma continua, recordó el año pasado Robert Thompson, profesor de comunicación audiovisual y experto en cultura popular de la universidad de Syracuse (este) cuando ambos artistas cumplieron 50 años.

«Michael Jackson, como músico, bailarí­n y artista en escena, tení­a 10 veces más (talento) que Madonna (…) Es alguien que rivaliza con Sinatra, Bing Crosby y Elvis Presley», opinó entonces Thompson.

Pero mientras su carrera crecí­a vertiginosamente, los rumores sobre su vida personal acaparaban la atención de los medios.

En agosto de 1993, las acusaciones de un niño de 13 años, que dijo haber sufrido abusos sexuales de Jackson, comenzaron a hacer trizas su imagen.

Un año después, Jackson llegó a un acuerdo con la familia del niño por más de 23 millones de dólares y los cargos fueron retirados.

Ese mismo año, el cantante volví­a a las portadas por su controvertido matrimonio con Lisa Marie Presley, la hija de Elvis que en ese entonces tení­a 26 años y de la que no tardó en divorciarse.

Jackson volvió a casarse en 1997 con una enfermera llamada Debbie Rowe. La pareja tuvo dos hijos: Prince Michael Junior y Paris Michael Katherine, nacidos en 1997 y 1998, respectivamente.

Rowe y Jackson se divorciaron en 1999 y el cantante se quedó con la patria potestad de los niños, cuya crianza sigue despertando controversia.

A pesar de ser absuelto en 2005, su carrera no volvió a despegar. Jackson ha vivido recluido en el emirato de Bahréin y más recientemente en Las Vegas, donde los paparazzi lo fotografiaron en silla de ruedas mientras surgí­an rumores sobre enfermedades respiratorias que sufre, producto de sus transformaciones fí­sicas.

Para Thompson, «Michael Jackson es el ejemplo perfecto de alguien que fue destruido por el nivel de gloria que alcanzó».

Para los expertos en el mundo del espectáculo, el cantante de «We Are The World» se ha convertido en una parodia de sí­ mismo y es difí­cil que renazca como un artista serio. Por ello dudan de que una vuelta a los escenarios lo catapulte de nuevo al triunfo.

«Michael Jackson, como músico, bailarí­n y artista en escena, tení­a 10 veces más (talento) que Madonna (…) Es alguien que rivaliza con Sinatra, Bing Crosby y Elvis Presley»

Robert Thompson,

profesor de comunicación audiovisual