La caída de otro Presidente egipcio


Gustavo-Osegueda

Egipto, el país más poblado en el mundo árabe, 86 millones de habitantes, con una de las economías y ejércitos más grandes de la región sufre nuevamente un malestar social grave y se encuentra en una desbordante crisis que podría tener consecuencias devastadoras.

Gustavo Osegueda
gosegueda@yahoo.com


No es la primera vez que movimientos sociales salen a las calles a manifestar exigiendo al Gobierno las mismas demandas. Luego de gobernar el país por cerca de 30 años, Hosni Mubarak renunció a la Presidencia el 11 de febrero de 2011, tras una serie de protestas multitudinarias similares.

A un año después de la toma de posesión de Mohamed Morsi como Presidente, Egipto ahora se encuentra al borde del abismo, el país está inmerso en una aguda crisis social, económica y política. Las esperanzas que muchos sectores de la sociedad egipcia habían depositado en los Hermanos Musulmanes, encabezadas por Morsi, han quedado defraudadas ante su manifiesta incapacidad para estabilizar la situación.

Más de 10 mil protestantes antigobierno en el Cairo, fijaron un ultimátum para que se solucione dentro de 48 horas la crisis que ya ha dejado más de 40 muertos. Morsi ha subrayado que la consecución de un Estado civil y democrático ha sido el mayor logro de la revolución contra el régimen de Hosni Mubarak, por lo que «Egipto, con todas sus fuerzas, no aceptará, bajo ninguna circunstancia, volver atrás».

El malestar de las masas sociales radica en la exigencia de mejores condiciones de vida, entre ellas comida a precios razonables y generación de empleos. Muchas de las protestas acusan al Presidente de anteponer los intereses de la Hermandad Musulmana -el poderoso movimiento islamista al que pertenece- delante de los intereses del país. En resumen, los manifestantes quieren su dimisión, nuevas elecciones presidenciales, más libertades, más democracia y más empleos.

Es una situación muy delicada porque no se trata de movimientos políticos, sino sociales y extremistas que fuerzan hacia lo político y lo político contiene la esencia religiosa.

La respuesta tal vez la tenemos en América Latina y sus revoluciones. Un ejemplo fue Chile, cuando movimientos sociales transformaron su economía viniendo desde regímenes militares hacia gobiernos civiles.

En el caso de Egipto se trata ya de un gobierno civil, pero muy autoritario y se cree que el actual gobierno de Morsi es la sombra represiva de Mubarak, donde existen incontables abusos a los derechos humanos, muy poca democracia y el pueblo ya cansado, se siente frustrado.

Un punto importante en el plano internacional es que Egipto es el mayor receptor de asistencia estadounidense en la región, después de Israel, y el presidente Morsi es hoy por hoy el abanderado de los países árabes y para muchos considerado como aliado de Occidente, como una vez lo fue Mubarak el hombre fuerte en la lucha contra el radicalismo islámico.

Si Morsi llegase a caer, las consecuencias serían considerables. Y se sentirían más allá de la región, llegando sin duda hasta Washington y por la otra parte consecuencias inimaginables, porque mientras eso sucede, otras organizaciones islámicas están esperando pacientemente su turno para entrar al poder.

Además, si un movimiento islámico llena el vacío de poder, podrían sufrir las relaciones con Israel y habría mucha preocupación de Estados Unidos en torno al equilibrio de poder en la región de Oriente Medio.

Después de todo, estamos ante un inmenso territorio conectado por vínculos históricos, religiosos y culturales que está siendo sacudido por una mezcla de malestar social, tensión internacional e inestabilidad política que puede resultar sumamente explosiva.

Al cierre de ayer miércoles, reinaba la algarabía en Cairo porque la milicia egipcia se dirigió por televisión a la Nación anunciando la remoción de Morsi y que la Presidencia interina la asumiría el titular de la Corte Constitucional, hasta nuevas elecciones presidenciales. Con las experiencias vividas en América Latina, la pregunta de hoy es: ¿Dónde tuvo sus orígenes el golpe de Estado?