La caí­da de Eduardo González


Guillermo Wilhelm

La quiebra de Bancafé y los hechos que han ido saliendo a luz sobre la manera en que se manejaron los recursos de los ahorrantes en esta institución, terminaron obligando al candidato abanderado del gobierno, Eduardo González, a renunciar a participar en las elecciones primarias del partido oficial a realizarse el próximo 3 de diciembre. Aunque el obituario polí­tico de la GANA estaba escrito desde tiempo atrás, esto no ha hecho otra cosa que remachar la muerte de una organización que nació alrededor de la campechana imagen de un ex Alcalde, que luego se convertirí­a en un gris gobernante. Este es un drama al que ya estamos acostumbrados en Guatemala, que se ha dado de manera común en muchos gobiernos que han precedido a la GANA, y se debe a que las baterí­as polí­ticas las cargan con el único fin de llegar al poder, y al lograr el objetivo, se han encontrado que no saben que hacer ni por donde empezar. De ahí­ la necesidad de reformar la Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos, con el propósito de escudriñar la capacidad de los candidatos, y también de convertir a los partidos en instituciones y no lo que han sido siempre, simples maquinas electoreras.

Pero el ascenso y caí­da de Eduardo González en el escenario polí­tico nacional resulta ser un caso verdaderamente dramático, siempre consideré que cada uno de sus pasos fueron cuidadosamente apoyados para alcanzar la Presidencia de la República. Toda su vida tuvo lo mejor, desde una esmerada educación en prestigiosos colegios de Europa, hasta la obtención de su maestrí­a en la famosa Universidad Wharton School of Bussiness and Finance, y los puestos que su padre le allanó y que lo convirtieron en Ministro de Economí­a y el gerente general más joven del sistema bancario y financiero del paí­s. Hoy, lejos de tener posibilidades de ceñirse al pecho la banda presidencial, la tragedia ha tocado a su puerta encontrándose repentinamente con su emporio financiero derrumbado y con una orden de arraigo que le impide abandonar el territorio nacional, además de grandes posibilidades de ser enjuiciado por el delito de intermediación financiera. Los enemigos polí­ticos de González y la GANA ya se han hecho presentes en la escena, por supuesto, no podí­an faltar, la diputada Roxana Baldetti ya anunció que promoverá una minuciosa investigación sobre los movimientos financieros de Bancafé, de ejecutarse este discurso, se dificultará más la situación y el futuro de quien fue la principal carta electoral del partido gobernante.

Por de pronto, el ambiente económico, financiero y polí­tico del paí­s luce convulsionado, ya se calmarán las aguas y nuevos escenarios y protagonistas de la vida pública irán desvaneciendo de nuestra memoria el caso de un polí­tico que la historia juzgará, ¿Eduardo González, ví­ctima de sus propias ambiciones, o victimario de los ahorrantes que confiaron sus recursos a Vipasa y a la Offshore de Bancafé?