La iniciativa que impulsa la Editorial F&G, dirigida por Raúl Figueroa Sarti, consistente en la inauguración de la “Biblioteca Miguel Ángel Asturias”, no puede sino felicitarse. Hay que celebrarlo porque, entre otras razones, pone al alcance de los lectores lo mejor de la obra literaria del, quizá, más reconocido escritor guatemalteco más allá de nuestras fronteras.
Director del Departamento de Letras y Filosofía Facultad de Humanidades Universidad Rafael Landívar
A Figueroa Sarti debe reconocérsele varias cualidades que a través del tiempo ha puesto al servicio de la literatura. En primer lugar, la tenacidad con la que ha mantenido la Editorial no importando los vientos adversos que debilitan las buenas ideas.
Como se sabe, no es fácil la supervivencia de una empresa asociada a las letras y más aún conservarla fértil con los años.
Pero la paciencia de Sarti no es suficiente para explicar los frutos producidos por F&G. Debe añadirse también ingenio, audacia y capacidad en la materialización de sueños. No se trata de fantasear ni soñar como quien reposa tranquilo, apoltronado, disfrutando “il dolce far niente”, hay en la tarea editorial de esa institución mucho ánimo y capacidad de gestión.
De esa cuenta es que la editorial presenta la “Biblioteca Miguel Ángel Asturias”, una colección de cuatro títulos cuyo fin consiste en poner a disposición de los guatemaltecos lo más granado de la literatura nacional.
Las obras de la biblioteca son: “El Señor Presidente”, “Mulata de Tal”, “Hombres de maíz” y “Leyendas de Guatemala”. Joyas todas para la lectura pausada y el conocimiento de la idiosincrasia guatemalteca.
Es preciso aplaudir este tipo de empresas en el que el motor va más allá del lucro. Se trata de producir un alimento espiritual cuyo fin es la gestación de una sociedad mejor, crítica y con capacidad de propuestas alternas. Una comunidad inclinada a la lectura no puede sino generar personas felices, con sentido del humor, ingeniosos y cualificados para la creación de nuevos discursos.
Javier Mosquera, a propósito de “Leyendas de Guatemala”, dice que “si se leen despacio y con cuidado, pueden descubrirse aquí muchas de las claves para entender la Guatemala de hoy”. Me parece que lo que se dice del libro se cumple para todos los demás de la colección. Esa debe ser la motivación que estimule la lectura de los textos. Ese el desafío refrescante de la fantasía asturiana.