La belleza del lirio


Cuando los lirios del campo florecen nos olvidamos de su entorno, nos concentramos en su belleza, su delicadeza, sus colores, en todo lo que esas maravillosas flores pueden tener. Pero si viéramos su entorno, nuestra mirada tendrí­a la capacidad de apreciar únicamente el excremento animal que es la base nutriente de los lirios, que les permita extraer lo mejor para vivir tan esplendorosamente el tiempo que tienen para adornar nuestra mirada.

Guillermo Pacheco Gaitan

Si nosotros vemos a Guatemala, podemos tener dos caminos, o vemos como el primer ejemplo, el esplendor del lirio, y percibimos que tenemos un paí­s cargado de belleza, de esplendor, de colores, de esfuerzos y de grandes capacidades, o tomamos el segundo camino, vemos el entorno y veremos el excremento que se convierten las acciones de nuestro paí­s.

Han pasado diez años. Si diez años de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera que dio la validez a cada uno de los acuerdos anteriores que componen el total de compromisos, esfuerzos en el que estuvieron involucrados demasiada gente, muchos de ellos tomaron el primer camino, vieron al lirio en todo su esplendor y no su entorno, creyeron en el cambio, vieron la luz al final del camino. Y también es cierto, falta mucho por caminar, pero se ha caminado. Dice el poeta, «caminante no hay camino, se hace camino al andar». Entonces debemos de caminar, debemos de hacer camino, y aunque veamos en algún momento el entorno, debe prevalecer en nuestra mirada la belleza del lirio.

Estamos finalizando un año más, siempre eso nos motiva a pensar en lo que hicimos y dejamos de hacer. Debemos de tomar ejemplos. Hay ya caminos andados. Sólo debemos de poner atención en como los han caminado y tomar lo bueno. Debemos de mirar hacia delante, sin olvidar el pasado, pero que la carga no sea tan pesada que nos impida caminar para el futuro. Son muchos los ejemplos que podemos tomar. Naciones han decidido seguir hacia el futuro, sin olvidar el pasado han podido hacer caminos que las han llevado a nuevos rumbos.

Hoy también hace ocho años nació mi hija Natalia, y percibo en su mirada y en sus pensamientos, ahora que el camino nos llevó fuera de Guatemala, que está prevaleciendo en su ingenuidad, la belleza del lirio. Quisiera tener su mirada, más ingenua para ver de mejor forma a mi paí­s, pero ya la mirada está saturada del camino, pero seguiré haciendo caminos, en busca siempre de la belleza del lirio.

Les hago una reflexión, este año, un año que pareciera ser difí­cil, veamos la belleza del lirio antes que el entorno que la rodea.

Hasta el próximo año.