La baja calidad del sistema educativo es uno de los pilares del magro ritmo de crecimiento que Guatemala experimenta en los últimos treinta años, pues la educación además de ser un factor esencial para igualar oportunidades entre la población, es un elemento determinante para estimular la productividad y competitividad en todas las áreas de la vida diaria del país.
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Estudios respecto a la calidad educativa son fieles indicadores que las condiciones de bienestar familiar y el nivel de competitividad de la economía reflejan la baja calidad del sistema educativo; en este entorno se genera la idea que para mejorar la situación del sistema educativo se requieren más recursos, que si bien no dejan de ser necesarios, no son la única solución, por lo que se hace urgente una mejora en la calidad de la enseñanza en todos los niveles.
El gasto en educación aumenta poco en Guatemala, a pesar de los millones de millones de dinero donados por los gobiernos extranjeros en calidad de ayuda para la educación rural, para el desarrollo de la niña, para uno y mil programas inventados por las autoridades educativas ¿dónde están? Se supone que dicha inversión debió hacer cambios en la población mejorando la calidad educativa, pero… la evolución de la economía refleja lo contrario en Guatemala.
¿En qué lugar estamos en el ranking mundial en relación a la calidad del sistema educativo? ¿Nos enorgullece, o nos avergüenza? Un claro ejemplo de lo anterior es la realización de las pruebas universitarias para evaluar las competencias de los estudiantes en áreas de lectura, matemática y lenguaje, cabe preguntar entonces ¿son satisfactorios los resultados de la inversión de millones de dólares en programas que supuestamente fueron dirigidos a la niñez estudiantil con el resultado catastrófico que se tiene de estas pruebas?
¿A quiénes podríamos pedirles cuentas de su administración técnica y financiera en el Ministerio de Educación? O ¿Por qué ya no dejaron de ser responsables de la utilización de las millonarias sumas recibidas y los nulos resultados obtenidos?
El sistema educativo en Guatemala evidencia que un gran porcentaje de la población con educación superior concluida, no demostró mejoras importantes, lo cual indica que la competitividad del país sigue en retraso, pues ya como profesionales adolecen entre otros fallos educativos estructurales de la falta de comprensión de lectura, pésima ortografía, dependencia tecnológica para el razonamiento matemático y desconocimiento histórico de su entorno de vida.
La productividad no mejorará, ni la inversión en capital físico madurará sin un impulso real al capital humano, pues al no lograr cambios en la calidad del sistema educativo, los estudiantes que entrarán al mercado laboral no alcanzarán niveles decorosos de calidad de vida, y el resultado será una fuerza laboral poco competitiva, sin salarios dignos que fomentarán un círculo de pobreza para ellos y sus hijos.