La ayuda útil


Es proverbial la solidaridad de los guatemaltecos y la misma no se mostró únicamente en el terremoto de 1976 sino que surge cada vez que hay una emergencia como la que ahora nos agobia por el efecto de la tormenta Agatha, agravada por la presencia de arena volcánica en muchos lugares del paí­s luego de la erupción del Pacaya. Y así­ como criticamos el papel de Conred en el tema de la prevención y advertencia a la población sobre los efectos devastadores que iba a tener la tormenta, debemos reconocer que es un acierto que por vez primera se haga un listado de la ayuda útil, a efecto de que los gestos solidarios no se desperdicien en la donación de ayuda que no es la prioritaria ni la esencial en estos momentos.


Los ciudadanos no sabemos exactamente cuáles son las necesidades de cada una de las comunidades afectadas y muchas veces en nuestro entusiasmo donamos cosas que resultan siendo totalmente inútiles para lo que hace falta en este momento. Por ello es correcta la postura de pedir la donación de artí­culos previamente definidos como los esenciales para la gente que está en albergues y para quienes tienen que emprender el proceso de reconstrucción de sus viviendas, mismo que ojalá pudiera ser en lugares menos peligrosos. Es un momento en el que no podemos escatimar nuestro apoyo a los que sufrieron más que nosotros. No se trata de dar únicamente lo que nos sobra, sino de donar hasta lo que nos pueda hacer falta a nosotros porque es obvio que hay muchí­sima gente que está en condiciones terribles que requieren del apoyo no sólo de lo que nos pueda enviar la comunidad internacional, sino también de lo que pueda proveer el espí­ritu fraterno de los guatemaltecos. Y para evitar suspicacias sobre utilización de la ayuda con fines polí­ticos, el gobierno y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres podrí­an trabajar con las iglesias y con fundaciones privadas para que la ayuda sea justamente la necesaria, pero que se pueda distribuir por canales privados. El éxito de la ayuda en el terremoto de l976 estuvo en que el gobierno de Laugerud dejó a los donantes la facultad de distribuir ellos mismos la ayuda, lo que evitó que se repitieran fenómenos como el del terremoto del 1917 en Guatemala o el de Nicaragua, donde la ayuda se quedó acumulada en bodegas oficiales por falta de logí­stica para distribuirla. Todos tenemos que aportar en estos momentos y hacerlo de manera desinteresada, sin aspavientos publicitarios sino pensando únicamente en lo que hace falta a hombres, mujeres y niños que están sufriendo el devastador efecto de la tormenta.