La autoridad moral


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En toda sociedad existe la autoridad moral proveniente del ejemplo y la búsqueda del bien común que individual y colectivamente representan los líderes espirituales. Las encíclicas que los Santos Padres han publicado son sin duda alguna un cúmulo de directrices morales en defensa individual y colectiva que deben ser observadas y respetadas por todos quienes deseamos una mejor sociedad.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com


A nivel mundial y a nivel país, la Conferencia Episcopal de Guatemala, igual que los obispos que la integran viven permanentemente preocupados de las condiciones sociales, económicas y políticas de nuestro país y su población, no siempre sus opiniones son bien recibidas por los grupos de poder, especialmente por los grupos de poder económico y por los miembros de ciertos tanques de pensamiento donde la corriente liberal y neoliberal predomina. En la democracia todos debemos ser respetados, sin embargo, no reconocer la diferencia y la representatividad que tiene la Conferencia Episcopal de Guatemala, versus uno o dos fedayines neoliberales sería tapar el sol con un dedo.

Todos los guatemaltecos, especialmente quienes integran actualmente el Gobierno deben de analizar y meditar los claros y adecuados planteamientos que recientemente ha expresado la Conferencia Episcopal. La extrema pobreza y la pobreza no pueden continuar en nuestro país y por ello el planteamiento que necesitamos en nuestro país una evolución que permita la producción y la autosuficiencia alimenticia debe ser tomada con la mayor seriedad del caso.

El señalamiento que la explotación de los bienes no renovables propiedad de todos los guatemaltecos debe regirse por normas que retribuyan adecuadamente la explotación, tanto en regalías como en impuestos, es indispensable, de lo contrario estaríamos fomentando el enriquecimiento de forma inmoral de quienes los explotan que en el presente caso son personas de otras nacionalidades que vienen a pasearse en nuestro medio ambiente, a llevarse la riqueza y al final de todo ni siquiera las gracias nos dan.

Que la Conferencia se refiera al problema más evidente que tiene nuestro país, como es la inseguridad, es lo mínimo que las autoridades morales que ellos representan tienen la obligación de hacer y si ello implica referirse a algún caso concreto como el allanamiento de las oficinas de AVANSCO no implica que no estén condenando la violencia en general.

Pocas entidades pueden argumentar que sus miembros como son los sacerdotes y obispos no se encuentren presentes en todo el país y por ello es que son excelentes termómetros que sienten y miden las injusticias sociales. Pretender negarles su derecho de expresarse, su derecho de opinar y su representación moral es una actitud típica del egoísmo, de la falta de sensibilidad y el embrión que genera la violencia.

Esperemos que el Presidente de la República, la Vicepresidenta, el Gabinete en general y el Congreso escuchen, analicen y mediten los planteamientos de la Conferencia Episcopal de Guatemala, esto los enriquecerá y les dará conceptos y criterios que bien aplicados serán de beneficio colectivo y por consiguiente de un desarrollo económico y social menos injusto.

Los clamores que no se escuchan son oportunidades perdidas que siempre se añoran y lamentan, por ello es que los extremos de la derecha o de la izquierda siempre fracasan y que les guste o no les guste, la Iglesia Católica tiene más de 2000 años de ser la rectora de millones de seres humanos, especialmente en el mundo occidental, en lo particular mi respeto para sus planteamientos.
¡Guatemala es primero!