El miércoles pasado realizaron una caminata estudiantes, catedráticos y autoridades de la Universidad de San Carlos de Guatemala -Usac-, y en esta oportunidad el principal objetivo fue la petición de recursos financieros para esta casa de estudios. Es de conocimiento público que la Usac alberga a más de 170 mil estudiantes y mantiene algunos programas en beneficio de la población; sin embargo, más allá del aporte financiero existen otros retos para la educación superior pública en nuestro país, como lo es la elevación del nivel académico.
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Cuando se revisa el ranking de las mejores universidades del mundo, la Usac no aparece entre las primeras 500, es acertado hacer la salvedad que son pocas las universidades latinoamericanas que acceden a estas posiciones, porque los principales criterios para la elaboración de este listado, son los aportes que estas hagan al conocimiento científico y el número de Premios Nobel que sean egresados de esas instituciones.
No dudo que muchos pensarán que los criterios de calificación son subjetivos, pero es con lo que se cuenta en la actualidad y en mi opinión estos constituyen buenos parámetros para medir la producción de conocimiento y los aportes a la ciencia que pueda brindar una institución a la humanidad. La intención no es abordar el tema de la posición de la universidad estatal del país en el mundo, por el contrario, el objetivo es señalar algunos de los campos en los que deben aplicarse cambios para mejorar las capacidades de los futuros profesionales.
Es pertinente admitir que al día de hoy existe cierto divorcio entre los conocimientos teóricos impartidos en las aulas universitarias, y las exigencias actuales del mercado laboral, puesto que, prácticamente los universitarios al incorporarse a un puesto de trabajo, empiezan con pocos conocimientos útiles para desempeñar sus tareas asignadas. Por otra parte, el nivel académico ha sufrido una degradación derivado de varios factores, que van desde dificultades al interno de la Usac hasta problemáticas estructurales de la sociedad guatemalteca.
Es justo indicar que no todo es negativo, dado que existen esfuerzos por actualizar los contenidos de los pensum de estudios, con la finalidad de satisfacer las exigencias de los mercados laborales mediante la formación de profesionales que posean alto nivel competitivo. También es oportuno mencionar que varias facultades encaminan acciones para alcanzar la acreditación de sus respectivas carreras a nivel internacional, y de conseguirse lo anterior se lograría ampliar a otros países el mercado laboral de los egresados de la Usac.
En conclusión, la educación superior está un tanto aislada de las exigencias actuales, porque la universidad no se encuentra sincronizada con los sectores de la economía, y esto ocasiona un entorpecimiento para el avance en conjunto que pudieran desarrollar ambos, derivado de las divergencias existentes. De no revertirse esta situación, la probabilidad de captar inversión extranjera directa -que requiera mano de obra especializada- en el país será cada vez más baja, pues la mayoría de profesionales tendrán que formar gran parte de sus competencias fuera de las aulas universitarias que al final se traduce en costos que deben cubrir otros sectores.
Sin duda que la universidad debe salir avante en lo que a transformación y actualización de sus programas de estudios de grado y posgrado se refiere, y al reflexionar sobre estas situaciones planteadas, es innegable que se vislumbra un largo camino por recorrer en el plano académico. También es razonable aceptar que debe dotarse a la Usac de los adecuados recursos financieros, porque si se desea poseer una educación pública superior de calidad, debe tenerse presente que esto cuesta dinero, es por ello que estoy de acuerdo cuando se dice: “5% pero con calidad de gasto y excelencia académica”.