La arrogancia de í“scar Arias


El XX aniversario de los acuerdos de Esquipulas pone de nuevo en relieve la actitud personalista del Presidente costarricense. En Guatemala todos sabemos que las cumbres de Esquipulas, mecanismo que logró conciliar a Centroamérica en los años 80, no se dieron, precisamente, por la iniciativa de í“scar Arias, estos acuerdos empezaron a gestarse desde las visitas del Presidente electo guatemalteco al resto de presidentes centroamericanos en aquellos aciagos dí­as de finales de 1985.

Guillermo Wilhelm

Y fue en Esquipulas, Guatemala, el 7 de agosto de 1987, donde se firmó el «Procedimiento para establecer la paz firme y duradera en Centroamérica». De los cinco presidentes firmantes quedan vivos solamente tres, Daniel Ortega, í“scar Arias, ambos de nuevo en el poder, y el autor de la iniciativa y consolidación de la paz en Centroamérica, Vinicio Cerezo Arévalo.

Era la época Reaganiana, Honduras y Costa Rica temblaban ante las amenazas de un bien armado Ortega de no reconocer fronteras si se intensificaba la guerra interna que mantení­a con los Contras, movimiento clandestino apoyado por el Presidente estadounidense que luchaba por botar a los sandinistas nicaragí¼enses del poder. La iniciativa de Cerezo coronada en las Cumbres de Esquipulas fue el factor coyuntural que se interpuso a una inminente confrontación entre Estados Unidos y Nicaragua; recuerdo muy bien el Plan Reagan-Wright, estrategia norteamericana que fue lanzada en el mismo momento de iniciarse la primera reunión de presidentes centroamericanos en la ciudad de Esquipulas. Al cuajar ésta primera reunión, el plan fue inmediatamente retirado por la Casa Blanca, por supuesto, no sin insistir posteriormente con aquél famoso Proyecto Abrams, orientado siempre a la rendición Sandinista y que tampoco logró su objetivo. Dándose de esa manera y por primera vez en la historia de la región, que cinco pequeños paí­ses buscaran y encontraran su propia salida, dejando fuera y lejos de toda intervención, a la primera potencia del mundo.

Por supuesto, la «habilidad» de un í“scar Arias en recolectar silenciosamente las propuestas desordenadas plasmadas de manera verbal y en documentos informales de aquél Presidente guatemalteco, le permitió articular aquella propuesta, «Plan Arias para la Paz», lo que de manera injusta e inmoral derivó en ese Premio Nobel del cual todos en Guatemala sabemos muy bien su origen.

Hoy, a pesar de que fue aquí­ en Guatemala donde se iniciaron y consolidaron las negociaciones para alcanzar la paz en Centroamérica, vemos de nuevo a í“scar Arias en su tí­pico afán de protagonismo al pretender llevarse a su paí­s los festejos del XX aniversario de los acuerdos de Esquipulas; por supuesto, debió haber sido el gobierno del presidente Berger el de la iniciativa por conmemorar estos acuerdos, pero aquí­ ya nadie es optimista como para ponerse a esperar cualquier iniciativa de tan limitado Presidente, esto es como pedirle peras al Olmo. Vinicio cometió errores garrafales en el transcurso de su gestión, como ese desorden administrativo que se dio al nombrar personas no aptas técnica y moralmente en puestos delicados, como el caso de aquella amiga suya que nombró como Cónsul en Estados Unidos y que al final derivó en escándalo en un medio de comunicación escrito. Pero al César lo que es del César, no podemos negar que esa fue la época en que más logró brillar la polí­tica exterior de Guatemala, y que derivado de ésta, hoy gozamos de paz y estabilidad en la región.