La angustia de la GANA


Con el fracaso de la comedia democrática constituida en unas muy publicitadas primarias, el peristaltismo intestinal en los dirigentes de la GANA logró acelerarse hasta alcanzar dimensiones verdaderamente «riesgosas». ¿Ahora quién? Se preguntaban, su estelar, Eduardo González, habí­a caí­do en la desgracia. Más adelante Arredondo renunciarí­a comprendiendo no tener ninguna oportunidad al ser solamente? un invitado. Habí­a que deshacerse de tan «democrático» evento y apostarle al único funcionario de gobierno que tení­a cierto nivel de aceptación en la población, y así­ elevar las posibilidades del alicaí­do partido imponiendo la tradicional y ahora muy oportuna dedocracia.

Guillermo Wilhelm

Dicen que en polí­tica no hay nada escrito, por eso es que la debacle de Bancafé, al hundir al delfí­n del gobierno, elimina la razón de continuar con la farsa de las primarias. Se empieza entonces a preparar el terreno a una candidatura emergente que pudiera de alguna manera impactar a un conglomerado ignorante, por su cultura caudillista. Y la historia se repite, estos dirigentes nuevamente le apuestan a un candidato carente del obligado conocimiento de lo que significa esa braza candente de la problemática nacional. Una cosa es ingresar a Pavón con 2 mil policí­as y soldados, y otra es entender y saber atender cada uno de todos los elementos que integran ese desafí­o llamado Guatemala. Por supuesto, sigo pensando que el doctor Giammattei es una persona honorable, pero como ciudadano hubiera preferido verlo terminar su labor en presidios y no abandonarlo en su incipiente proceso. Al dejar un 90% de acciones pendientes, sólo lega de manera tacaña a mi mente, una solitaria imagen del publicitado operativo en ese centro carcelario.

La realidad en la decisión de los dirigentes de la «GANA» por optar por Giammattei, no obedece a otra cosa que a la angustia por el próximo conteo de costillas y al oportunismo que sigue caracterizando a nuestra clase polí­tica criolla. Hoy, Giammattei, por encontrarse de manera circunstancial en una de las olas más altas de la marea polí­tica nacional, es llamado, cual Chapulí­n Colorado, para acudir al rescate. Considero que Alejandro Giammattei se ha precipitado, se ha subido a un barco que desde hace algún tiempo navega rumbo a la deriva, imposible evitar ese naufragio. Lo que sí­ podrí­a lograr el ex director del Sistema Penitenciario en estas elecciones, dentro del teatro electoral que se avecina, es elevar su perfil para terminar el proceso electoral con una figura polí­tica mucho más fortalecida. Imposible que represente una amenaza para el puntero ílvaro Colom. El candidato de la UNE, desde su labor en FONAPAZ, es reconocido en todo el territorio nacional, y el efecto Giammattei se limitará de manera parcial a algunas de las áreas urbanas. Por supuesto, esto no significa que el escenario polí­tico nacional no haya sufrido transformaciones, ya que ahora si alguien tiene razones para preocuparse, ese serí­a el candidato de la mano dura. Ya que el espacio ganado por la imagen de hombre enérgico, podrí­a cambiar de dueño.