La alianza «pajera»


Alguien me contó, yo no lo leí­, que el doctor Manuel Ayau habí­a escrito al respecto en Prensa Libre. Lamento no haberlo hecho, no solamente por la importancia del tema, sino para poder ampliar, si ese es el caso, la información que llegara a mis manos. Al final de cuentas lo importante, repito, es que esa información que tiene sustentación cientí­fica, pueda llegar a la población.

Carlos E. Wer

Pues bien, el asunto es que tanto Al Gore (quien recibiera un Oscar por la documental The Inconvenient True), como George W. Bush, se han dedicado al trabajo de promoción ambientalista «a lo grande» y han creado una psicosis casi generalizada alrededor del fenómeno del «calentamiento global», el cual, lógicamente, llevan «amarrado» a la necesidad de tomar medidas drásticas para proteger el ambiente. Medidas que representarán el detener el desarrollo industrial. Una nueva modalidad de implementar su viejo, pero efectivo Memorandum de Seguridad Nacional 200 (MSN200).

Resulta que, la alharaca de estos dos señores, según lo expuesto tanto en el video en cuestión, es que los niveles de dióxido de carbono emitidos por la industria mundial, han alcanzado niveles tan altos, que representan una verdadera amenaza para la población mundial. Amenaza que alcanzarí­a la posibilidad de deshielo de los casquetes polares, creando la lógica también consecuencia de la desaparición de una buena cantidad de lugares poblados. Las cifras que manejan alcanzan los 380 ppm (partes por millón ), la más alta jamás alcanzada y por lo tanto responsable del «efecto invernadero», que trae de cabeza a medio mundo. La denuncia de la contraparte, señala que los trabajos cientí­ficos, entre ellos los del profesor alemán Ernst?Georg Beck de la Merian?Schule de Friburgo, Alemania, demuestran que esa cifra señalada por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico (GICC), se ha excedido en el pasado, como en el perí­odo de 1936 a 1944, cuando el nivel de CO2 estuvo entre las 393,00 y 454,70 ppm.

También hubo mediciones, con una tolerancia de 3%, de 375,00 ppm en 1885 (de Hempel en Dresde), 390,00 en 1866 (de Gorup en Erlangen) y 416,00 en 1857 y 1858 (de Von Gilm en Innsbruck). muestran que el GICC interpretó y manipuló los registros de CO2 previos a 1957 a partir de la medición de muestras de hielo de extracción reciente, que pasan por alto más de 90.000 mediciones directas por métodos quí­micos realizadas entre 1857 y 1957.

La campaña que llevara a Al Gore alrededor del mundo, de la mano de su video denunciando el peligro, es complementado por la del «hombre más peligroso del mundo», quien promueve la necesidad de encontrar alternativas energéticas limpias, que sustituyan a los combustibles derivados de fósiles. Su fracaso en Irak, y la creciente influencia del pensamiento de la revolución bolivariana, y del ALCA de su progenitor, le lleva a emprender esta campaña, que «mientras se desarrolle» la industria del etanol, tomará algún tiempo, mismo que la industria deberá detenerse gradualmente para alcanzar el pleno uso de los biocombustibles.

Mientras tanto, y ya está sucediendo en México, el empleo del maí­z en la elaboración del etanol, ha desviado la producción de ese vital alimento (los mexicanos se comen 600 millones de tortillas al dí­a) y aumentado su precio en 30%, lo que significa que una buena cantidad de charros, deberán limitar aún más, los ya escasos alimentos que consumen.

Los devastadores efectos que el TLC ha tenido para la agricultura mexicana son ya evidentes. La reducción en su producción, no solamente ha disminuido la cantidad de alimentos ingeridos por su población, sino su dependencia de las importaciones, especialmente de los E.U. los que, al reducir las cantidades disponibles para exportar, debido a la fiebre de los biocombustibles, sitúan a México en una condición de vulnerabilidad extrema.

¿Qué nos pasarí­a a los guatemaltecos con un alza sensible en el valor del maí­z?