Colombia avanzó hoy por primera vez a los cuartos de final de un Mundial de fútbol al vencer por 2-0 a un alicaído Uruguay gracias a un fútbol ágil y alegre y un James Rodríguez estelar.
Río de Janeiro / dpa
El «10» colombiano anotó los dos goles de su equipo, que se enfrentará el viernes en Fortaleza al anfitrión, Brasil, por un lugar en las semifinales.
Rodríguez, que marcó en los minutos 28 y 50, se erigió hoy en máximo referente de un equipo que llegó al torneo envuelto en dudas por la ausencia por lesión de su gran estrella, Radamel Falcao, y que en cuatro partidos se ha convertido en candidato.
Colombia no sólo superó la ausencia de su máximo goleador, sino que lo hizo como uno de los equipos más efectivos en lo que va del torneo, con 11 goles en cuatro partidos, todos ellos saldados con victorias.
El equipo dirigido por José Pekerman superó así la barrera de los octavos de final de Italia 1990, donde se quedó la hasta ahora mejor generación de futbolistas colombianos, en la que destacaron hombres como René Higuita, Carlos Valderrama o Freddy Rincón.
El técnico tendrá además oportunidad de sacarse la espina de su eliminación en cuartos de final de Alemania 2006, donde cayó al frente de Argentina en la tanda de penales ante el anfitrión.
Uruguay prometió ardor guerrero para responder sobre el campo a la sanción a Luis Suárez, que no sólo dejó al equipo sin su mejor hombre, sino que supuso un tremendo golpe moral para todo el grupo dirigido por Óscar Tabárez.
«Estamos heridos, pero con una fuerza terrible y una enorme rebeldía», avisó el técnico un día antes del partido, en una rueda de prensa que convirtió en un discurso de denuncia a la FIFA.
Sin embargo, la montaña rusa de emociones en la que se vio envuelta la «Celeste» durante los últimos días pareció anestesiar a los jugadores más que envalentonarlos.
En su estadio talismán, en el que hace 64 años lograron su mayor hazaña al conquistar el Mundial ante Brasil, Uruguay echó demasiado en falta a Suárez.
Colombia salió al campo con más convicción en lo que hacía, más alegría, más amor por el balón y más verticalidad.
Pekerman dio entrada a Jackson Martínez, autor de dos goles ante Japón, por Víctor Ibarbo en el equipo titular, en un claro mensaje de que Colombia buscaría el gol, como había hecho en una primera fase en la que marcó nueve tantos.
El tanto de Rodríguez fue el premio a la mejor disposición del equipo y fruto de la inspiración de un jugador que se está convirtiendo en la gran revelación del Mundial.
El volante del Mónaco controló el balón con el pecho en la frontal del área y sin dejarlo caer al suelo conectó un certero disparo a la media vuelta al que no pudo responder Fernando Muslera.
El Maracaná, mayoritariamente colombiano, estalló en un «oh» de alegría y admiración por el jugador del Mónaco, cuya pierna izquierda puede salir muy revalorizada de Brasil.
Uruguay empezó a mirar con algo más de ambición el arco rival, pero ni Edinson Cavanni acertó de lanzamiento de falta ni Álvaro González pudo sorprender a David Ospina con un remate seco desde el ángulo del área.
El guión no cambió tras la reanudación. Uruguay esperaba llevar el partido al terreno en el que mejor sabe moverse: la indefinición a falta de pocos minutos, donde el temple «charrúa» suele sacar ventaja.
Pero hoy no era día de guerras de nervios. Colombia estaba dispuesta a cerrar el trámite cuanto antes y sólo tardó cinco minutos en poner el 2-0, con una bella combinación que empezó y terminó Rodríguez en su día más grande con la selección.
El estadio le dedicó una atronadora ovación cuando fue sustuido a pocos minutos del final.
Tabárez, que miraba impotente desde la banda, movió inmediatamente sus fichas en un intento de cambiar el rumbo. Primero introdujo a Cristhian Stuani en lugar de un apagado Diego Forlán, que a los 35 años fue una sombra del futbolista declarado mejor jugador de Sudáfrica 2010. Y luego Gastón Ramírez sustituyó a Álvaro Pereira.
Colombia cedió unos metros a su rival a la espera de matar el partido en un contragolpe y Uruguay empezó a crear peligro, pero no pudo lograr el gol que hubiera tensado el encuentro en los últimos minutos. No hubo épica, sólo alegría colombiana.