A mí, como a tantos vecinos, nos encanta escuchar planes con visiones futuristas, entre otros, esa buena idea de construir un anillo periférico departamental para evitar el paso de vehículos pesados por la ciudad de Guatemala, pues sigue siendo una de las cosas admirables de la administración edil del Lic. Manuel Colom Argueta cuando construyó lo que hoy llamamos Anillo Periférico, pues sin su concurso sería prácticamente imposible el libre transitar de vehículos automotores por nuestras atiborradas calles del centro que, de la zona uno, se fue expandiendo hacia los cuatro puntos cardinales.
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Los subsiguientes alcaldes, incluyendo al actual, poco o nada han hecho al respecto, se han concretado como tantas veces lo hemos dicho, en hacer arreglos cosméticos los que algunas veces han dado buen resultado, como el Paseo de la Sexta Avenida, pero consecuentemente complicó todavía más el tránsito de norte a sur de vehículos por el centro, atiborrando más de lo que ya estaban las rutas de la Avenida Elena, segunda, cuarta, octava, décima y doce avenidas.
Recientemente hemos leído en algunos medios escritos las intenciones ediles de copiar lo que se hace en ciudades como Copenhague (Dinamarca), Amsterdam (Holanda), Berlín (Alemania), Curitiba (Brasil) y otras más, transformando a nuestro Valle de la Asunción en una ciudad en donde se utilice la bicicleta como medio de transporte principal. En principio, la idea no es mala pero ¿no habiendo sido diseñada nuestra capital urbanísticamente para que sea fácil y práctica su transformación, no debieran anteponerse en el orden de prioridades tantas cosas urgentes, como el arreglo y construcción de aceras que tanta falta hacen por doquier y que por su pésimo estado causan innumerable cantidad de accidentes, o el número de peatones no supera a cualquier otro segmento?
Llevamos años de escuchar el clamor de los afiliados al IGSS porque la alcaldía construya una pasarela para que no tengan que atravesarse la Calzada San Juan de la zona 7, más aun padeciendo de grandes dificultades para movilizarse fácilmente. Así hay muchas cosas vitales que se posponen por la construcción de arriates; en vez de tapar el montón de hoyos que se encuentran esparcidos en toda la ciudad, dejándose de lado por largo tiempo hasta que se transforman en cráteres, con los daños y perjuicios que causan a los vehículos.
Si bien es cierto que los vecinos del municipio de Guatemala estamos pagando las consecuencias de tener un alcalde electo por las minorías que ni siquiera tuvo la buena voluntad de elaborar un plan bien definido de trabajo para los siguientes cuatro años y que por la más elemental lógica resultaba obligatorio, también es verdad que habrá que considerar que el cacicazgo de Arzú terminó con la nueva integración del Concejo Municipal, adonde ahora habrá que concurrir para plantear y si se quiere hasta exigir aquellas necesidades y mejoras de carácter indispensable.