La actual ofensiva bélica del imperio


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El imperialismo es por naturaleza belicoso, guerrerista, intervencionista. Las sucesivas dificultades que ha tenido y continúa teniendo, las «resuelve» mediante el uso de la fuerza. El recurrir a la fuerza es consecuencia y manifestación de sus recurrentes crisis económicas y financieras, su debilidad institucional y política, su aislamiento y desprestigio internacional así como de las desigualdades e inequidad que le son intrínsecas.

Ricardo Rosales Román
\ Carlos Gonzáles \


En su afán por dominar el mundo y hegemonizarlo, después de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945), se amarró a la invención churchiliana de la Cortina de Hierro y articuló su estrategia de Guerra Fría. El mundo devino en un mundo bipolar al borde de la guerra y envuelto en conflictos locales o regionales en los que el imperio siempre tuvo que ver ya sea apoyando o combatiendo a una u otra de las fuerzas en conflicto.
   
Con la disolución de la Unión Soviética (1991) y su sustitución por la Comunidad de Estados Independientes (1992), culmina la desaparición del sistema socialista mundial: el mundo deja de ser el mundo bipolar de la Guerra Fría y pasa a ser un mundo unipolar hegemonizado por Estados Unidos y, como en la etapa anterior, al borde de la guerra mundial e inmerso en guerras y conflictos locales y regionales cuyo objetivo –táctico y estratégico–, para Washington ha consistido siempre en desestabilizar, dividir y debilitar a aquellos países que le son incómodos, considera como enemigos u obstáculos para sus propósitos hegemonistas y de expansión y conquista.
   
En la etapa actual –con las características generales ya descritas–, se da un hecho nuevo de significación e importancia histórica. Es el salto de calidad que en lo económico está dándose en países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (el denominado grupo de los BRICS) y que no sólo favorece y es en interés y beneficio de sus pueblos y países sino que, además e igualmente, abre prometedoras perspectivas de relación y cooperación internacional –en igualdad de condiciones y respetuosamente–, para Europa, Asia, África, América Latina y el Caribe.
   
En ese contexto si algo caracteriza el momento actual en lo internacional es la prolongada, grave, aguda y no resuelta recesión mundial que se desencadena en 2008 y que golpea a los estadounidenses pobres y a sus clases medias así como a la población de la Unión Europea (UE). A ello hay que agregar el cada vez más acentuado debilitamiento político e institucional del imperio, así como su desprestigio y aislamiento internacional.
   
Ante ello, cabe destacar e insistir en la importancia y trascendencia de la ya referida emergencia económica de los países que conforman el grupo de los BRICS en tanto que –en la medida que marcan el paso al desarrollo y crecimiento de los pueblos y países del Tercer Mundo–, tenderá a mejorar la correlación internacional de fuerzas a favor de la paz, el progreso, el desarrollo, la emancipación nacional y social, la cooperación internacional solidaria y humanista, la equidad y la justicia social.

En tales condiciones, el imperialismo estadounidense no encuentra otra salida que intensificar su ofensiva bélica en escala mundial y, en particular, intervenir y desestabilizar a Ucrania. Además, hostiga y trata de derrocar al gobierno bolivariano de Venezuela.
   
Ucrania y Venezuela, con sus particularidades y características que le son propias y les diferencian, constituyen el eslabón principal de la lucha por la independencia, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. Es, además, la piedra de toque de la solidaridad internacional y la lucha contra la fascistización imperialista.