A pesar de que el mundo la considera una de las mujeres más hermosas y sexys del cine, Megan Fox todavía no se conforma con su físico. Tras haber declarado que se sentía como un travesti, ahora la actriz de 23 años, protagonista de la segunda parte de Transformers, dice que es su inseguridad la que no la deja tranquila. «No puedo mirarme a mí misma, ni siquiera en las fotografías. Me da pánico cuando hay un monitor enfrente de mí, siento que me dan ataques de ansiedad». Y es que, reconoce, no lleva muy bien lo de ser famosa. «Creo que estoy loca y no sé controlar mi boca y lo que digo y lo que no… pero estoy trabajando en ello».