La absolución de la justicia no es suficiente para los inocentes


Repo_1

Después de pasar mucho tiempo en la cárcel, sufrir por el encierro y los constantes traslados a los tribunales bajo los reflectores de los medios de comunicación, una absolución puede suponer un gran alivio para el sindicado.

Repo_2Repo_3Repo_4

POR JODY GARCÍA
jgarcia@lahora.com.gt

Pero las cosas no terminan ahí. Después de un largo proceso librado de manera correcta, sin vicios y manipulaciones para lograr el retiro de los cargos o la inocencia, la imagen de la persona termina dañada por la imputación y la imagen que se crea en la sociedad sobre la persona. ¿Qué pasa después de la libertad? ¿Se puede rehacer la vida?
 
El 26 de abril del 2011, las autoridades desarticularon una supuesta banda de clonadores de tarjetas de crédito. Diez hombres, exempleados de un banco del sistema, fueron señalados de haber defraudado alrededor de Q1 millón 500 mil.
 
El 14 de mayo del 2012, el Tribunal Séptimo de Sentencia Penal arrancó con el juicio en su contra, en tanto que el Ministerio Público (MP) los señaló de haber utilizado su clave de ingreso al sistema informático del banco para cambiar la dirección de notificación de los cuentahabientes, con el propósito de que no se dieran cuenta de que estaban siendo estafados.
 
“Aprovechando el cargo que ocupaban en el banco y actuando en forma organizada y operando en forma ilícita, realizaron un agravio al banco, (…) sin debida autorización utilizaron su usuario asignado, para cambiar las direcciones de notificaciones y entrega de tarjetas, con el único objeto de defraudar el patrimonio de la entidad bancaria y de obtener un beneficio económico para cada uno de ellos”, señaló el agente fiscal del MP.
 
El 12 de octubre del mismo año, tras enfrentar un debate oral y público que ocupó espacios en los medios de comunicación, los jueces del Tribunal los absolvieron de los cargos que la Fiscalía les imputó.
 
El órgano jurisdiccional señaló que el ente investigador no logró comprobar la participación de los señalados en la defraudación de tarjetahabientes. Sin embargo, para que su inocencia fuera evidenciada ante un tribunal, pasaron 18 meses en prisión en los que parecieron culpables de los hechos que se les imputaban.
 
Las justicia los encontró inocentes, pero los imputados ya eran mal vistos en la sociedad.

Vivir en la cárcel más de un año para luego ser considerados inocentes deja secuelas emocionales, psicológicas y familiares en los involucrados. Psicólogos y analistas examinan la situación que marca la vida de las personas.

ESTIGMA
 
Un psicólogo que atiende casos en el Organismo Judicial (OJ) –y que pide que se omita su nombre por razones profesionales– explicó que las personas que se encuentran en un proceso penal presentan problemas de ansiedad, frustración y depresión, puesto que la acusación no solo las incluye a ellas, sino también a sus familias.
 
Sobre los casos en que las personas que son encontradas culpables y condenadas –en crímenes contra la vida de alto impacto–, señaló que desde la comisión del delito se observa que son individuos de “afecto plano” y con poca emotividad, lo que el psicólogo describió como «sociópatas».
 
Por lo regular, si se trata de jóvenes, el entrevistado consideró que pareciera que en ellos existiera como un “deseo o gozo de llegar” a los extremos, a enfrentar un proceso penal, una condena.
 
“Cuando más larga pueda ser la pena, cuando más peligroso fuera el sector a donde van a ir a dar, pareciera que se sienten satisfechos con alguna pena de esta naturaleza; porque por ejemplo en las famosas maras, en ellos hay rangos, y para llegar a una cárcel, para estos jóvenes es como llegar a una universidad; lo ven como un juego al no ver una responsabilidad en su vida y en la de los demás”, consideró que esto  ocurre en una persona de rasgos antisociales.
 
Por otro lado, señaló que una persona que puede no ser considerada como un delincuente habitual, en una persona inocente, el encierro en la prisión tiende  a causar un efecto traumatizante de largo plazo y por eso es necesaria una intervención especializada, para que pueda de alguna manera resolver el trauma que se le pudo haber ocasionado al ser una víctima de la acusación injusta e irreal.
 
Sin embargo, el entrevistado agregó que son pocos los casos en los que las personas que fueron objeto de un proceso penal resultan absueltas de los cargos que se les imputaron: “Alguien que viene lamentablemente a pisar una cárcel, aunque sea temporalmente, es porque de alguna manera sí ha existido algún tipo de delito, y le ha hecho a las autoridades tener que retenerle aun previas investigaciones”.
 
“No obstante, sí hay personas inocentes. En el mundo se han cometido errores grandes y después se descubre quién fue el culpable”, precisó.
 
En relación a esto, respecto a las posibilidades de que un individuo haya tenido que pasar por todo este proceso siendo inocente, el psicólogo dijo que para que recupere su vida normal tiene que pasar un tiempo, así como un largo tratamiento.
 
“Las personas pueden en algún momento sentirse y ser estigmatizadas por la sociedad, entonces ante esto se deprimen, se olvidan de la vida social, inclusive pueden enfermarse y tener grandes padecimientos porque la depresión, entre otras cosas, genera un 90% de enfermedades sicosomáticas, que podrían agravarse y llevar incluso a que los afectados cometan un suicidio”, advirtió.
 
El psicólogo informó que el estigma también llega a las familias, sobre todo si hay niños y niñas que estudian, ya que por lo regular los menores suelen ser agresivos y llegar a cometer bullying cuando saben que alguien cercano es tachado como delincuente o criminal.
 
“Lamentablemente el temperamento de los seres humanos es muy poco equitativo y equilibrante, quisieran estar cerca de las personas con autoridad, poder y economía y cuando un semejante está con necesidades, está en el hospital, con una enfermedad terminal, en la cárcel, se olvidan e incluso rechazan al individuo”, concluyó.
 
ESTATUS SOCIAL
 
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, señaló que el sistema judicial penal en el país está socialmente mal visto, y considera que por un error en las investigaciones o procedimientos alguna persona inocente puede ser enjuiciada y difícilmente quitarse ese estigma de encima.
 
“Los medios manejan públicamente un «supuesto responsable» por un hecho cualquiera, que exponen a las personas sin que, como dice la Constitución, haya mediado un juicio donde se pueda comprobar la responsabilidad de la persona”, criticó.
 
Según indicó, mientras más bajo es el estatus social de la persona, más expuesto está ante un incidente donde no se ha demostrado su culpabilidad –se sabe que el 60%  de internos en las cárceles tiene baja o nula escolaridad–. “Cuando es una persona de mucho poder, no salen fotos y aparece con una chamarra encima”, criticó.
 
“Hay muchos que salen absueltos porque se demuestra que no incurrieron en delito, pero la situación no se queda ahí, a nivel emocional quedan mal, porque incluso socialmente después ya no hay un proceso de aclaración”, dijo.
 
El entrevistado concluyó en que las personas a la par de un juicio en los tribunales también atraviesan por un juicio mediático.
 
“La sociedad es muy dura en el tema de cárcel y delitos, y se entiende de las razones de cómo se vive estresado alrededor de eso”, agregó. Garavito recordó que durante muchos años trabajó en programas de salud mental en la Granja Penal de Pavón, donde evidenció que dentro de los penales hay personas encerradas injustamente, individuos inocentes, pero a todos se les trató igual.
 
“Incluso al salir no consiguieron trabajo, socialmente eran mal vistos, y esto parte del descrédito que tiene el mismo sistema penal del país, porque muchas veces si son delincuentes que entran y salen, son reincidentes. Hay una apreciación, con certeza, muy negativa de dicho sistema”, acotó.
 
CADENA DE VÍCTIMAS
 
En estos casos, Garavito señaló que hay una cadena de víctimas, ya que la familia del imputado sufre también como “víctima” en los procesos, pese a que en muchos casos ni siquiera estaba enterada de lo que hacía el detenido.  
 
“A esa parte de la cadena de víctimas nadie la atiende, nadie le pone atención y cuando hay hechos traumáticos, hay una cadena de personas que deben ser atendidas, porque la familia no tiene la responsabilidad de sufrir sociablemente las implicaciones de lo que un miembro familiar hizo –o supuestamente hizo–, al estar metido en cosas negativas”, resaltó.
 
Además, manifestó que los seres queridos se ven muy fuertemente involucrados porque después deben ir a las prisiones a visitar a sus familiares. De acuerdo con Garavito, en este caso es común que las primeras llegadas a la cárcel sean frecuentes, sin embargo luego se reducen, no porque dejen de querer al imputado, sino porque la presión social es muy dura y fuerte, y prefieren alejarse.
 
“Hay personas que con los años se van quedando solas, ni la pareja, los hijos, la familia, ni los amigos los visitan porque el resto también necesita continuar de una manera sana su vida”, concluyó.

SIN VUELTA DE HOJA
 
Por duro que se escuche, las personas que han pasado el encierro de la cárcel, bajo las luces mediáticas y que tras un juicio comprueban su inocencia, no pueden recuperar su vida del todo.
 
La afirmación es del psicólogo y sociólogo Carlos Seijas, que también trabaja en la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH).
 
La situación anteriormente descrita, fue calificada por el entrevistado como lo peor que puede tener el sistema de justicia. Esto porque si bien es cierto que la ciudadanía en general ya no cree en el sistema de justicia, en el caso de las personas inocentes es aún más complicado.

“Conozco a muchas personas que estuvieron en prisión preventiva y los marca de por vida, en el sentido de que se desvalorizan completamente, pierden fe en ellos mismos, pierden la esperanza, se sienten desesperados, abandonados, y aunque no lo describan con esas palabras, han caído en una depresión profunda”,manifestó.

También señaló que la contraparte, es que no hay sentencias firmes a los criminales y el sistema es demasiado lento para darle una solución a los casos, dejando a la gente que está en prisión preventiva, “en situaciones paupérrimas, donde son maltratados, tratados como criminales sin haber sido vencidos en juicio”.

“Recuerdo el proceso de un señor para el que nos pidieron acompañamiento en la PDH, y nos contaron que ya llevaba 10 años en el preventivo, y que ese caso no se veía que fuera a avanzar; él solo quería que lo llevaran a un tribunal y lo enjuiciaran, pero no era así porque los procedimientos de los fiscales eran muy lentos y no lograban resolver los casos”, comentó.

Seijas enfatizó que atravesar por situaciones como las anteriormente descritas no permite que los involucrados regresen a la vida que tenían. Quedan marcados muy profundo de su ser, porque si fueron inocentes y pasaron por la prisión, ¿qué se puede esperar del sistema de justicia? ¿Qué tipo de justicia es esa?

Por otro lado, también precisó que hay casos de personas, que dentro del preventivo es que se convierten en criminales, «pero, ¿qué otra opción tienen? Tienen que protegerse, sobrevivir».

«Si no sabía lo suficiente, allí se vuelven ‘doctores’ en crimen. El nombre es Granja de Rehabilitación Pavón, pero nadie sale rehabilitado de allí, salen peor porque van a aprender las mañas que otros les enseñan, o salen con nuevos contactos para extorsionar», lamentó.

El entrevistado concluyó señalando que para estas personas, cuando salen a la calle, el estigma siempre los acompaña: “Se corre la «bola» del supuesto criminal y la gente nunca los va a ver igual. Es como los presos que se hacen tatuajes en los brazos, ya no les dan trabajo, porque en Guatemala eso significa ser parte de ese grupo. Ese mismo estigma corporal pasa a ser espiritual, o anímico, que los inocentes llevan para toda su vida, el haber pasado por el preventivo”.

TODAS LAS INSTITUCIONES

Gerardo Villamar, de la Defensoría del Debido Proceso y el Recluso de la PDH, refirió que por la gran cantidad de procesos que se diligencian en el Organismo Judicial (OJ) y las instancias procesales del sector justicia, todos los casos se atrasan.

“Todas las instituciones del sector justicia se involucran en violaciones al debido proceso y eventualmente cuando se les analiza el delito a las personas, se evidencia que deben estar en libertad”, indicó.

Según explicó, si una persona es detenida este día, es probable que resuelva su situación hasta inicios del próximo año, ya que al dársele al Ministerio Público tres meses de investigación, después de eso debe esperar ya que los algunos juzgados se encuentran de vacaciones.

Esto supone una crisis para el imputado, que mientras es procesado en un sistema de justicia lento y cuestionable, ya fue condenado por la sociedad, los medios y a veces, por su propia familia.

EN OTRO TIEMPO
LES HABRÍA SERVIDO PASAR POR EL PREVENTIVO

Carlos Seijas, psicólogo y sociólogo, relató que en Alcohólicos Anónimos se relataban historias que señalaban que en tiempo de Romeo Lucas, los «bolitos» eran detenidos y enviados una noche al preventivo. La experiencia los asustaba tanto, que quien pasaba ingresaba a la organización para dejar de tomar y no volver a la cárcel.

«Sería el único caso que me han contado como anécdota, que le ha servido, pero claro, fue en otra época”, dijo Seijas.

“Hay muchos que salen absueltos porque se demuestra que no incurrieron en delito, pero la situación no se queda ahí, a nivel emocional quedan mal, porque incluso socialmente después ya no hay un proceso de aclaración”.
Marco Antonio Garavito
Liga de Higiene Mental

“Conozco a muchas personas que estuvieron en prisión preventiva y los marca de por vida, en el sentido de que se desvalorizan completamente, pierden fe en ellos mismos, pierden la esperanza, se sienten desesperados, abandonados, y aunque no lo describan con esas palabras, han caído en una depresión profunda”.
Carlos Seijas
Psicólogo y sociólogo

“Los medios manejan públicamente un «supuesto responsable» por un hecho cualquiera, que exponen a las personas sin que, como dice la Constitución, haya mediado un juicio donde se pueda comprobar la responsabilidad de la persona”.
Marco Antonio Garavito
Liga de Higiene Mental