Como ha sido costumbre desde hace algún tiempo, la Iglesia Católica ha publicado el 24 de enero, fiesta de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas, un mensaje titulado «Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro». Un documento del que se pueden entresacar algunas ideas como pretexto reflexivo.
El Papa Benedicto XVI planteó en su momento el valor de las comunicaciones reconociendo que «es cierto, que hemos multiplicado la posibilidad de comunicar, de tener información, de transmitir noticias, pero ¿podemos decir que ha crecido la capacidad de entendernos o quizá, paradójicamente, nos entendemos siempre menos?».
Francisco responde indicando cómo esta comunicación global no sea suficiente para superar las divisiones. El mensaje admite que aun cuando el mundo ha desarrollado instrumentos de comunicación siempre más sofisticados, al alcance de todos, la comunicación efectiva todavía está en pañales. De hecho, la paradoja de nuestros tiempos consiste en la convivencia de la comunicación y el aislamiento de las personas.
Por esa razón, el Pontífice afirma que comunicar hoy no significa simplemente transmitir un mensaje, sino compartirlo. La comunicación debe humanizarse y hacer uso de ella para ser mejores. Establecer puntos de unión, hacer de ella una aliada para ayudar a los más desfavorecidos, a los que sufren y se encuentran solos. No tener miedo de la tecnología sino usarla para el bien de la humanidad.
A este respecto, dado que la comunicación crea un imaginario, llama a los periodistas a ser responsables y serios al ofrecer la información. La ética periodística debe conducir siempre a los comunicadores para que estén al servicio de la verdad, no de intereses oscuros y no genuinos.
Internet, dice el Papa, es una red de personas, no de hilos. Por ello, como ya se ha apuntado, hay que apartarse del aislacionismo y crear una red al servicio de las personas. El valor de la red se reconoce y se propugna el acceso de ella para todos. Hoy, sin embargo, se lamenta el pastor, todavía mucha gente está excluida de las conexiones y la tecnología. Eso no debe suceder en pleno siglo XXI.
El comunicador, dice el Papa Francisco, es un buen samaritano. Aquel que sale al encuentro del desvalido y lejos de escaparse o ser indiferente, sale a su auxilio. En Internet es fácil reconocer a quien sufre y la pasa mal, por eso hay que practicar la amistad y aprender a consolar y dar palabras de ánimo.
Por último, el Papa Bergoglio, llama a superar a través de internet el modelo de púlpito. Ya no se pueden quedar los curas desde un ambón predicando a los pocos feligreses que llegan a la Eucaristía. El nuevo pastor debe buscar las ovejas a través de la red, socorrerlas y ayudarlas a volver al redil. Aprender a ser comunicadores de masas y usarlas para bien de sus destinatarios.
Ya se ve que la Iglesia no se rezaga y sugiere un nuevo estilo de acción pastoral. Ojalá que del discurso a la realidad no haya mayores obstáculos y se potencie lo que bellamente afirman los textos.